Cuerpos ardientes
Gustavo Taretto ya había demostrado a través de su anterior apuesta la maestría que posee para el relato de historias simples, el despliegue técnico de recursos puestos a disposición de un relato intimista y por sobre todo urbano y contemporaneo. En Medianeras ( 2011) la ciudad se mostraba con un inmenso monstruo gris carente de colores y matices que apenas tenía conciencia de las historias personales que alberga en su ser. Sus protagonistas son seres encerrados en si mismos ,ansiando conexión, sin posibilidades siquiera de vislumbrar un cielo (y mucho menos un horizonte) que los oriente en su destino errante.
Tres años después el director vuelve a reinventar un corto propio, convirtiéndolo en un largometraje. En este caso no serán dos las insoladas sino seis y a diferencia de las medianeras que dividían las historias personales en este caso el cielo y un agobiante sol serán los elementos que darán marco a la historia de estas seis jovenes argentinas en plena etapa menemista.
Los acordes de “ Here come the sun” (en ritmo caribeño) nos introducirán en este universo femenino que se sitúa en una terraza, plagada de membrana asfáltica donde estas jovenes se reunen a tomar sol. Ellas son Vicky (Violeta Urtizberea), Lala ( Luisana Lopilato), Flor ( Carla Peterson), Sol ( Maricel Alvarez),Valeria ( Marina Bellati) y Karina ( Elisa Carricajo).
Estas mujeres se dan cita en ese inhóspito lugar para realizar uno de las ceremonias más comunes entre las argentinas de medianos recursos en los noventa : tomar sol hasta lograr el bronceado perfecto. Poco se sabía sobre el agujero de ozono o sus implicancias para la salud, lo importante era lucir bronceada. Los que tuvieran los medios lo harían en piletas , en countrys o en las playas del caribe, para el resto las terrazas eran el territorio ideal para imitar el tono sexy que se necesitaba para lucir espléndida por la nocheY lo cierto es que estas jovenes, compañeras de una clase de salsa, deben competir esa noche en un certámen que les permitirá ganar una sustancial suma de dinero, por lo que ningún sacrificio parecerá exagerado. Extraños ungüentos cubrirán sus pieles mientras comparten el proceso de convertirse en algo distinto a lo que son.
El relato en si mismo no es mucho más que eso: el delicado retrato de seis mujeres jovenes que sueñan con convertirse en algo más de lo que parecen condenadas a ser. Sin embargo si observamos con más detalle podemos ver diversos elementos que nos dibujan el retrato de una época muy reciente de nuestra vida social.
Las insoladas son ese grupo etario de jovenes que se quedaron afuera del paraíso menemista del uno a uno, esas promotoras ( profesión femenina clave de esa década) que rasguñaban la felicidad quedándose con alguna muestra gratis de los productos que ofrecían. Esa peluquera de barrio que solo tiene contacto con el Jet Set cuando los peina o esa joven manicura que expresa su arte a través del nail art.