Las lindas despliega una búsqueda autobiográfica in extremis: Melisa Liebenthal se pregunta por su cuerpo, por el peso que tiene para ella la mirada masculina, pero también por su infancia y por sus amigas. La directora reconstruye la efervescencia de la primera juventud a través de fotos y videos: allí indaga el devenir siempre caprichoso de la amistad, el éxito social de las chicas populares de la escuela (“Las Estrellitas”), su relación incierta con los chicos. Las amigas prestan testimonio y la cámara encuentra personajes encantadores y delicados a los que aprendemos a querer en pocos planos. Los vínculos secretos del grupo y las anécdotas trazan un fugaz relato de formación. La amiga más fiel de la directora se niega a ser filmada y no aprueba que se muestren sus videos, como si algo del pasado debiera ser preservado de los ojos de los otros. El tono íntimo de la voz de Liebenthal transforma la película en una suerte de confesionario donde se dan cita la nostalgia, inseguridades y amores, además de la creencia silenciosa en el poder curativo del cine.