Sólido film peruano merecía mejor estreno
Candidata peruana al próximo Oscar, llena de galardones internacionales, incluyendo uno especial de Gramado por dirección de niños, y el de mejor film latinoamericano en Mar del Plata 2011, es una lástima que esta buena comedia dramática se estrene tan calladamente. Acida, inquietante, sugestiva, bien hecha, tiene además una característica particular: su personaje protagónico es tan odioso como comprensible, frágil y temible, egoísta y heroico.
Se trata de una niña enfermiza de ocho a nueve años, carácter solitario e imaginativo, clase pudiente y padres separados (ella antipática, él medio frívolo) que le prestan escasa atención. Para peor, la madre va a darle un hermanito con su nueva pareja. Todo eso, justo en una etapa en que la criatura, llamada Cayetana de los Heros, está obsesionada con las muertes terribles de los próceres de su tierra, desde Tupac Amaru y el mensajero José Olaya, muerto bajo tortura por los españoles, hasta el almirante Miguel María Grau, El Caballero de los Mares, muerto en combate durante la Guerra del Pacífico. «De derrota en derrota, hasta la victoria final», clama uno de ellos delante de la niña, que en su cabecita charla con ellos, o con sus fantasmas.
Ella puede ser heroína frente al asma, la soledad, o su propio egoísmo (recuérdese al historiador peruano Jorge Bassadre: el mayor acto heroico es el desprendimiento). A la vez, discreta pero claramente, la obra nos muestra la distancia entre personas y clases. Y nos descubre un telón de fondo: comienzos del acostumbramiento al clima de atentados y amenazas terroristas que abrieron el infierno en ese país en los 80. Aclaremos, la obra no es política.
Pone ese fondo y esos mártires, y está en nosotros percibir acaso una continuidad histórica o ciertas características del espíritu andino. Pero lo importante es el conflicto de una niña frente a la llegada de su hermanito, porque, como le dijo el ambicioso Bolívar a San Martín, «Dos soles no pueden brillar en el mismo cielo». Y al final llueve.
Autora con todas las letras, Rosario García-Montero. En el elenco, la niña Fátima Buntinx, muy bien, Melchor Gorrochátegui como el viejo chofer mulato, paciente y sabio (hermoso personaje), y la reaparición del argentino Fernando de Soria como el abuelo. Otros nacionales son Rodrigo Pulpeiro, director de fotografía, Rosario Suárez, editora, Guido Beremblum, Roberto Migone, Lisandro Rumeau en el departamento. de sonido, Bruno Fauceglia y el coproductor Stephen Akerman («Vendado y frio», «No te enamores de mi»).