Ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2014 -segundo en importancia después de la Palma de Oro–, esta película de la joven y talentosa directora combina con múltiples hallazgos la historia de un emprendimiento agrícola, la compleja dinámica familiar, el despertar sexual de los adolescentes y las contradicciones entre tradición y modernidad, entre la vida rural y la urbana. Tras su auspiciosa ópera prima Corpo Celeste, Rohrwacher se consolida como una de las realizadoras más valiosas del nuevo cine italiano.
En su segundo largometraje después de Corpo celeste, esta joven realizadora italiana llegó nada menos que a la Competencia Oficial de Cannes con la historia de un matrimonio con cuatro hijos que se dedica a la explotación apícola en una granja de la Toscana, con la ayuda de la hermana de ella.
El film describe la complicada subsistencia del emprendimiento, los conflictos que generan las actitudes despóticas y violentas del "jefe de familia" y una historia coming-of-age con el despertar sexual de la hija mayor tras la llegada al lugar de un adolescente alemán enviado por un programa de intercambio y formación.
Si bien está lejos de ser una película perfecta (hay una subtrama con el arribo a la zona de un programa de televisión tipo reality que quita más de lo que agrega), Rohrwacher es capaz de construir un universo propio, que en el caos de ese grupo y con el calor veraniego encuentra algunos puntos de contacto con el cine de Lucrecia Martel.