Las momias y el anillo perdido (Momias, 2023) cumple con todos y cada uno de los ítems que las animaciones para niños deben tener: Personajes carismáticos, la noción de familia, un personaje gracioso (el cocodrilo) y un villano que presenta un conflicto acorde a problemáticas de coyuntura (el robo de piezas arqueológicas de Egipto por parte de museos británicos).
Por supuesto presenta al antiguo Egipto desde una mirada occidental, con todo el universo pop de contexto. En realidad se trata de una ciudad de momias que datan del imperio Egipcio. En ese colorido mundo de antaño Nefer quiere ser cantante en clave Rihanna, Thut es un famoso corredor de carruajes (estilo Ben-Hur) que no quiere casarse pero el destino, por mandato del Faraón, los une en matrimonio.
Para consumar la unión necesitan de un anillo especial robado por Lord Silvester Carnaby, representante del museo Carnaby, quien se lo lleva al mundo de los vivos. Los protagonistas deben hacer un viaje desde las entrañas de la tierra en la que habitan -inframundo para el film- hasta el Londres actual para recuperar la reliquia.
Resulta interesante que una película dirigida para el público infantil pongo en escena el hurto de patrimonio histórico por parte de países imperialistas, que exhibieron reliquias de Egipto y Grecia (por citar sólo dos civilizaciones milenarias), en sus vitrinas por años. En la película el coleccionista inglés es decididamente el malo del relato para subrayar la gravedad del acto.
Con esta dinámica Las momias y el anillo perdido presenta una divertida y efectiva propuesta para toda la familia dirigida por Juan Jesús García Galocha, director artístico de Tadeo: el explorador perdido (2012).