El discreto desencanto de la burguesía
Gran éxito comercial en los cines franceses (más de dos millones y medio de espectadores), esta nueva película de Philippe Le Guay es una amable y esquemática comedia matizada con algunos leves tintes sociopolíticos sobre las diferencias de clase y la inmigración.
La historia -no exenta de estereotipos, clichés y pintoresquismos varios- tiene como protagonista a Jean-Louis (Fabrice Luchini), exitoso, rígido y conservador financista del París de 1962, casado con una mujer insegura (Sandrine Kiberlain) y padre de dos hijos. Su vida metódica, previsible, se ve conmovida con la irrupción de seis simpáticas, queribles, desprejuiciadas empleadas domésticas españolas (para más datos, refugiadas que huyen del franquismo) que se hospedan en el altillo.
Hay un poco de enredos, color, romances, gastronomía y pasión latina, una absurda vuelta de tuerca con el burgués conmovido por las desdichas de estas proletarias, y algunos momentos en que las actrices españolas del elenco (sobre todo, Carmen Maura) logran arrancarnos alguna sonrisa a fuerza de despliegue histriónico. Demasiado poco como para salvar un crowd-pleaser que no irrita, pero que resulta decididamente menor.