Suma de incongruencias
Las mujeres llegan tarde (2011) de la debutante Marcela Balza, presenta una serie indefendible de problemas relacionados con el guión, la dirección y el desarrollo dramático del conflicto. Así y todo, cuenta con un envidiable reparto de reconocidos actores.
Miguel (Rafael Spregelburd) baja de un barco y entra a un casino portuario. Ahí conoce a Gabriela (Andrea Pietra) que le da una suma importante de dinero para que se lo cuide. Él viaja a un pueblo y se hospeda en un hotel dirigido por Regina (Marilú Marini) y su hija Fernanda (Erica Rivas) que necesitan dinero para saldar una hipoteca. Cuando se enteren del dinero que trae consigo Miguel parece llegar la solución pero comienzan los problemas.
¿Puede una película con un elenco que incluye a Rafael Spregelburd, Andrea Pietra, Enrique Dumont, Guillermo Pfening , Eduardo Pavlovsky, Susana Evans, Mike Amigorena y Martina Gusmán, no estar a la altura de la circunstancias? Si, el film escrito y dirigido por Marcela Balza falla justamente donde no debería fallar: historia, diálogos y acción dramática. Los actores resuelven a duras penas frases inverosímiles, y la construcción de drama y suspenso es tan distante que la película no trasmite el efecto buscado.
Pero el mayor problema es la falta de recursos visuales para desarrollar la historia: todo está en el orden de lo textual. Todo se dialoga, se explicita, se dice. No alcanza con mostrar un robo sino que a continuación está la reafirmación verbal de tal hurto. Cuestión que le quita todo misterio y tensión a lo narrado. Ni hablar de las resoluciones “telenovelezcas” donde un personaje espía situaciones en el fondo del plano.
Las mujeres llegan tarde avanza sin ritmo y a los tumbos y cierra peor con un plano final abrupto e incomprensible. Pero quien haya llegado a esa altura ya nada lo sorprenderá.