Al cine, como a los libros, como a las pinturas y a las personas hay que darle oportunidades. No siempre un film puede ofrecer la perfecta combinación de sus elementos pero eso no quita que sea una pieza que tenga mucho para decir.Las mujeres llegan tarde ofrece una misteriosa historia aún no contada en una Buenos Aires provincial de un tiempo impreciso. La trama profunda está anclada en la ausencia de los seres queridos y la trama superficial gira en torno al dinero.
ESTRUCTURA FALLIDA
El film se divide en dos. Empieza con la llegada de un electricista naval a tierra firme. El buen hombre recibe de una extraña mujer un bolso lleno de dinero. No lo vemos reaccionar frente a eso. La mujer le dice que lo va a buscar para que se lo devuelva. El personaje sigue dando vueltas por la ciudad hasta que se hospeda en un hotel. (Pausa)
La otra trama que se va intercalando muy lentamente con la anterior pero luego se desarrolla en un bloque temporal más compacto y trata sobre un enfermizo vínculo entre madre e hija, dueñas de un hotel en decadencia y tapado de deudas. Ellas viajan a visitar a unos parientes lejanos para ver si consiguen algo de dinero. La madre quiere casar a la hija con quien sea para salvarse, incluso con su primo. Lo único que consiguen del viaje es enterarse que el hotel se va a vender y que se van a quedar en la calle. En el plano afectivo, esta madre espera a su hijo, que partió del hogar alguna vez hace mucho tiempo y que aún no ha vuelto.
Cuando las mujeres llegan al hotel, se enteran que un hombre nuevo y aparentemente adinerado se registró en el hotel. Ven en él la única posibilidad de salvarse y pagar las deudas.
Acá se plantea la pregunta: ¿qué serán capaces de hacer estas dos mujeres frente a la posibilidad de conseguir el dinero?
Todo lo que viene después de esta pregunta o segundo punto de giro, es más propicio para la literatura que para el cine. Las dos le quieren robar el dinero, entran al cuarto y cuando se lo quieren sacar, ven que él empieza a despertarse. Sumida en un miedo atroz, la madre lo mata a veladorazos en la cabeza. Y cuando digo la madre, digo la madre del electricista marinero. En el final del film nos damos cuenta que él es el hijo que tanto esperaban, que se había puesto cita con su futura mujer en el hotel de su familia y que ahora resulta asesinado por su propia madre. Ninguna de las dos lo reconoce, a pesar de que se toman el trabajo de enterrarlo en el jardín, con todo lo que implica la manipulación del cuerpo. Por más que hayan pasado 20 años, un hijo es un hijo y resulta dudosa esa falta de reconocimiento (por eso digo que funcionaría en la literatura, pero en el cine…)
Cierra con un final donde sólo quedan mujeres. La mujer que le había dado el dinero al marinero llega al hotel a buscarlo pero lamentablemente su presencia no es asfixiante para nada. Se da cuenta que ellas se quedaron con la plata y consigue lo que quiere de una manera poco cinematográfica: convence a esta madre atormentada a confesarse e incluso consigue que ella misma le dé el dinero. Cuando la hija se entera de que perdieron la plata, no hace nada. Solo queda un final abierto en donde vemos que perdieron el hotel pero no sabemos nada más.
MATAR AL PROTAGONISTA NO ES UNA DECISIÓN FÁCIL
Pero el verdadero problema del film tiene que ver con la falta de identificación. En una decisión algo hitchcockiana, el protagonista con el que empieza la película, el marinero, es asesinado en un hotel provincial en donde todo parecía estar tranquilo. Por lo que nos quedamos sin protagonista y pasamos a una entera focalización en las dos mujeres. No es una decisión fácil y presiento que en este caso no salió bien y el film se quedó huérfano, con la sensación de que da igual lo que les pase a estas mujeres. Es asombrosa y divertida la similitud con Psicosis de Hitchcock. Un hombre que quiere casarse (Marion quería casarse) que en este caso recibe dinero (Marion lo roba) y se dirige a un hotel (Marion tiene que frenar en un misterioso hotel de ruta) pero es dinero sucio y le va a traer un mal augurio. Ambos intentan esconder el dinero pero se sienten seguros en el hotel. Sin embargo estas dos mujeres quieren el dinero (Norman, el dueño el hotel, que parecía un joven inocente, se termina disfrazando de su propia madre y mata a Marion). En este caso una madre no disfrazada aunque definitivamente con una máscara que oculta su crueldad y su locura, asesina al hombre por miedo mientras intenta robarle el dinero. Sin embargo quien se encarga del cuerpo es su hija (en Psicosis es Norman sin disfraz quien saca el cuerpo del hotel, lo mete en el auto y lo lleva al río). Con la diferencia que los finales son distintos. Esta similitud me parece un acierto porque no está en un plano tan superficial sino que está entrelazado con las diversas tramas de la historia y es un guiño entretenido para quien lo descubra e inofensivo para quien no.
FILMAR EN ARGENTINA
No es fácil dirigir una película. Es injusto que se la mire con ojos tan críticos cuando se trata de una ópera prima, porque para hacer una buena película, sería minimamente necesario poder practicar hasta encontrarle “la mano” al asunto. Lamentablemente los problemas de financiación, la dificultad para conseguir subsidios, los tiempos que se dilatan, el acotado presupuesto y las pocas posibilidades de prueba y error hacen que los films sean lo mejor de lo que pudieron ser en ese momento y en esas circunstancias. El productor del film, Horacio Sereno, me comentó que la película se hizo a pulmón, con esfuerzo y dinero de todos, sin cobrar un peso y con las dificultades que todo eso implica y que se ven reflejadas en el producto final. De todas maneras, el film revive un género poco habitual en el cine argentino que necesitaba ser desempolvado para experimentar con él y crecer como cineastas tanto para los realizadores como para los espectadores.
CONCLUSIÓN
Tengo la sensación de que es un buen guión: una historia trágica de soledad, de malos entendidos, de locura y de muerte. Pero no siempre es fácil la transposición al film. A pesar de que cuenta con un elenco impecable, salen a la luz errores normales de una persona que hace una película por primera vez. La elección de los “cómos” no siempre es la más cinematográfica ni original, ya que hay planos que todavía parecen más cercanos a un cortometraje que a un largo, hay aspectos del sonido como las campanadas que suenan en distintos momentos del film que son algo televisivas, el ritmo del montaje es demasiado parejo y, a pesar de que pasan muchas cosas, no logran conmover o agitar al espectador en la silla. Quiero destacar que la fotografía, en manos de Quino González, está muy cuidada y logra generar climas de suspenso, soledad y desolación. Y felicito a Marcela Balza, la guionista y directora, porque creo que el guión tiene un trabajo interesante de tramas y subtramas que buscan narrar de manera enriquecida y eso me parece una gran apuesta y un riesgo que los cineastas argentinos deben asumir; y por su debut en la dirección, que es un paso que algún día hay que dar y que más allá del producto final, el recorrido vivido y la experiencia de haberlo hecho ya es gratificante.