Allá por 2002 el errático director Michael Lehmann terminaba de tirar su carrera por la borda (y la de sus protagonistas Josh Harnett y Shannyn Sossamon consigo) cuando se estrenaba la muy fallida comedia 40 días y 40 noches que caia en todo tipo de chistes entre lo burdo y lo desagradable sobre un joven galán que jugaba una apuesta de no tener sexo durante el período del título justo cuando conoce el amor.
Doce años después, el debutante Tom Gormican realiza Las novias de mis amigos, con una premisa ligeramente similar a aquella, aunque de primer plano pareciera hablar más del compromiso que del sexo. Claro, ambas se inspiran en Trabajos de Amor Perdidos de William Shakespeare (la cual también ha tenido sus adptaciones).
La historia se centra en tres amigos, Jason (Zac Efron), Daniel (Miles Terrier), y Mikey (Michael B. Jordan) viviendo lo que se dice el sueño – joven – americano. Los tres son rompecorazones (por supuesto, Jason es el más “pícaro”), pero cuando Mikey es abandonado por su esposa, hacen un juramento mantenerse alejado de las relaciones con el otro sexo, y hasta crean un sistema de ayuda y contención similar al de AA.
Por supuesto el destino es engañoso, y el guión de esta película no quiere darnos sorpresas, por lo que casi automáticamente, luego de hacer este pacto, los tres lo pondrán en riesgo. Jason conoce a Ellie (Imogen Poots) una chica seria a quien primero confunde con una prostituta de lujo; Daniel empieza a sentir que su amiga de toda la vida Chelsea (Mackenzie Davis) es más que eso, y Mikey pretende reconquistar a su esposa Vera (Jessica Lucas).
En el medio, y sin demasiada explicación ni demasiado ingenio, los tres muchachos, por junto o por separados van a vivir “aventuras” que depararan en chistes de muy dudoso gusto y menos gracia. Erecciones, eyaculaciones, órganos sexuales de ambos sexos, y coitos de toda clase serán de la orden del día.
Claro que estamos frente a un film cuya idea es poner a la ex estrellita de High School Musical en un rol de galán “joven adulto” por lo que los chistes quedan a mitad de camino, lo mismo que las escenas osadas mayormente insinuadas u ocultadas torpemente. Sí, para las chicas, Efron aparece en calzoncillito y hasta un roce de desnudez, pero del modo menos erótico posible. Por otro lado, Gormican, que también se encarga del guión, pretende hacer algunas reflexiones serias sobre el ser veinteañero en la urbe estadounidense, plagar la escena de referencias culturales, y hasta hacer inserciones publicitarias caras al estilo Sex & the City, pero todo queda trunco al próximo chiste fácil.
Terrier y Jordan intentan sacar adelante sus personajes con oficio, pero todo se empeña en poner adelanta a Zac Efron que hace poco más que cualquier actor de publicidad de Colgate, mostrar una sonrisa blanca. El trío femenino no corre con mejor suerte, es papeles difíciles de definir.
Es poco lo que se puede rescatar de un producto como Las novias de mis amigos, con espíritu de estudiantina y aire de post-universitaria. Algunos chistes nos pueden causar gracia porque todos tenemos el instinto de reírnos ante un absurdo. Algunos momento en donde aflora el romance también pueden ser inspirados aunque clichés, pero otra vez, luego de lo romántico, hay una necesidad imperiosa de arrojar otro momento burdo; así, a ese ritmo avanza esta película.