Acá tenemos un claro ejemplo de como los actores que se especializan en la rama del doblaje pueden tomar un material en otro idioma y mejorarlo por completo.
La verdadera historia de Caperucita Roja, estrenada en el 2005, fue una de las joyas recientes de la animación independiente.
Un film totalmente desopilante y creativo que narró el clásico cuento de hadas como si fuera un capítulo de La Ley y el Orden. Con muy poco presupuesto y una buena idea la película llegó a recaudar a nivel internacional más de 110 millones de dólares.
Afortunadamente los responsables del doblaje en castellano decidieron contratar a los mismos actores para la secuela que hicieron un gran trabajo en el primer film.
Rubén Moya es uno de los artistas más grosos que existen en este campo, responsable de la memorable voz de He-Man y de Jack Palance en el recordado programa Crease o no de Ripley, entre tantas otras cosas.
Lo que hace con la rana detective Nick Flipper en este film es fantástico.
Escuchar esa voz tan poderosa que impone respeto y seriedad en una rana que tiene un cuerpo escuálido y actúa como si fuera un personaje de un thriller de Paul Greengrass te hace descomponer de la risa.
Quería empezar por destacar esto ya que esta segunda parte lamentablemente es una producción muy inferior a la primera entrega.
El doblaje latino es lo que hizo amena a la propuesta y por eso merece ser resaltado.
Es loco porque los realizadores contaron con el doble de presupuesto (30 millones de dólares) que la obra del 2005, pero no lograron mejorar la historia original.
Los números hablan por si solos.
La primera superó en la taquilla a nivel internacional los100 millones de dólares, la secuela ni siquiera consiguió recuperar la inversión. Es claro que algo no funcionó.
Creo que el gran problema de esta película pasa estrictamente por una cuestión de guión.
En este caso los productores cometieron el gran error de alejarse por completo del espíritu de la primera película y en consecuencia, la historia perdió su gracia.
En lugar de brindar otro policial disparatado, la trama se desarrolla dentro la de la infame, maldita e insoportable parodia de James Bond y todos los agentes secretos que te imagines.
El mismo motivo por el que Cars 2 fue un fiasco absoluto.
Ese concepto lo explotaron tanto en las películas de animación que no da para más.
El film comienza con una muy buena secuencia relacionada a la toma de rehenes de Hansel y Gretel, pero después se desvirtúa por completo.
La dirección en este caso corrió por cuenta de Mike Disa, un experimentado artista de Disney, que el año pasado estrenó en dvd un interesante animé como fue Dante´s Inferno: An Animated Epic, basado en un video juego y el famoso poema de Alighieri.
Con Caperucita Disa parece totalmente perdido y no le supo encontrar la vuelta a los personajes.
La animación es claramente superior a lo que vimos en el 2005 porque esta vez los realizadores tuvieron más dinero, pero el humor disparatado se perdió y ese era el principal elemento que hizo especial a La verdadera historia de Caperucita roja.
La película dura 85 minutos y parece mucho más larga producto de un guión flojo que propone una historia de aventuras que no termina por convencer.
Reitero, el doblaje dentro de todo hizo un poco más entretenida a esta secuela que en términos generales resultó una gran decepción.
De todas maneras, gracias Rubén Moya por la rana Nick Flipper.