Adrian Biniez es un artesano del cine. Pocos directores dedican tanto a la construcción de sus relatos, personajes, climas y ambientes como él. Ya en sus propuestas anteriores, “Gigante” y “El 5 de talleres”, se animó a configurar universos en los que una sola palabra dicha por los intérpretes terminaba por revalidar aquella estructura que presentaba y la potenciaba.
En esta oportunidad en “Las Olas” (Uruguay/Argentina, 2016), ofrece una historia episódica que termina por cerrar con el último segundo de su personaje en la pantalla.
Buceando en el realismo mágico, y entendiendo el verano y la playa como posibilidad infinita de exploración y sentido, Biniez configura una historia que se revalida en cada fragmento de la misma que ofrece. Un personaje llamado Alfonso (Alfonso Tort) la inmensidad del tiempo expresada en esas tardes eternas de sol, arena y agua.
Las olas como elemento unificador de varios momentos y veranos del protagonista, un hombre al que lo vemos transformarse, mágicamente, en un adolescente, en un niño, en un hombre, en un trabajador, padre, hijo, amigo, marido, ex marido, y mucho más. Dejarse llevar por “Las Olas” es navegar en aquellos caminos que el cine permite jugar con el espectador, si bien todo relato se termina de completar con el público, con su mirada, con sus sentimientos y emociones, aquí es necesario para leer las subcapas que la historia propone.
La infancia, juventud, madurez y nuevamente la infancia, son los espacios que el director decide construir para que los personajes jueguen, y gracias a la solvencia con la que componen las escenas, no es raro que un hombre de cuarenta pueda hacer de un niño de ocho.
“Las Olas” juega con la atemporalidad, y con las posibilidades que el extrañamiento, la necesidad de una expectación y curiosidad por los hechos que se presentan, escapen de la tradicional actitud pasiva del espectador. Al recorrer lugares propios, pero reconocibles y universales, el camino del relato es simple de recorrer, trazando, necesariamente, desde la identificación, un universo de sentido que excede y supera su propuesta.
Alfonso Tort se presta al juego y ofrece una composición única, con pequeños detalles y gestos que agrandan la experiencia de acompañarlo en su búsqueda en el tiempo de respuestas, sentido y forma a sus días. Secundado por un elenco integrado por actores como Julieta Zylberberg, Fabiana Charlo, Carlos María Lissardy, entre otros, todos juegan el juego en el que Alfonso va cambiando de edad.
Película entrañable, de climas y atmósferas precisas y concretas, “Las Olas”, centrada en ese viajero en el tiempo, demuestra que a pesar que todas las historias ya se han narrado, siempre hay posibilidades de volver a explorar recovecos que ni siquiera en los mejores y más recordados sueños pueden expresarse.