A Agnès Varda le dicen “la abuelita de la Nouvelle Vague”. Pero sólo le cabe el término por la cantidad de años que tiene. Por lo demás, sigue siendo una de las imaginadoras más jóvenes y gozosas que tiene el cine. “Las playas…” es una especie de autobiografía fílmica, en parte –sí– un documental, y una especie de construcción musical donde los recuerdos y las ideas que recorren la memoria de la realizadora de films como “Cléo de 5 a 7” o “Sin techo ni ley” encuentran un correlato en imágenes llenas de humor y creatividad. Uno de los temas que recorre es la muerte (especialmente la del hombre que amó, Jacques Démy), pero –curiosamente, y este es uno de los mayores valores de “Las playas…”– no hay melancolía ni tristeza en la mirada. Como si todo lo que pasó en su vida, gracias al cine permaneciera vivo y en el presente. “Las playas de Agnès”, con sus olas de recuerdos y juegos, son esa diversión elemental que a veces se escurre como granos de arena.