Festival sin mar y con películas argentinas para destacar. Dentro de la Competencia Argentina obtuvo una Mención Especial Las ranas, con la que Edgardo Castro construye una ficción con espíritu documental, apegado a un realismo descarnado y seco, como en La noche (2016). En este caso, el actor y director sigue los pasos de una joven del conurbano bonaerense que va a visitar a un preso: los preparativos en su casilla atiborrada de cosas, sus viajes en tren y en colectivo, la informal venta de medias en la calle para obtener unos pesos, son registrados por Castro como solazándose con ese ambiente lumpen con olor a asado, porro y cerveza. Fugaces imágenes de un preso alzando a su pequeño hijo en brazos, o de la protagonista fumando y bebiendo una gaseosa en plena noche con ladridos de perro de fondo, son breves pausas en el recorrido por situaciones triviales a las que no se les saca lustre. Bordeando la sordidez (en una secuencia la cámara se detiene a exhibir cómo la mujer guarda un teléfono celular en su propio cuerpo), y sin ahondar en las connotaciones del estado de precariedad que reproduce, con su tercer largometraje Castro vuelve a mostrar cierta marginalidad urbana o suburbana sin un estilo propio.