En la tercera película, Castro está detrás de cámara. Su principal actriz es una mujer joven, madre de una hija y vendedora ambulante. Vive en La Matanza, comparte una casa rudimentaria con un hombre, no mucho mayor que ella, probablemente su padre, aunque la filiación es imprecisa. ¿Qué vende? Medias, y la secuencia dedicada a mostrar el desempeño de Bárbara ofreciendo su mercadería por la zona del Abasto es de una precisión inaudita: ir por la calle, entrar a los negocios, anunciar la oferta del día, todo esto solicita a la vendedora el coraje para vencer la timidez y confrontarse con la microscópica humillación del rechazo constante. La excepción es el éxito y el pago. Cuando en Las ranas Bárbara se detiene a almorzar, la derrota del vendedor callejero se siente en todo su esplendor. Escena triste, síntesis de los vencidos, apenas matizada por un pañuelo verde a la derecha del encuadre que remite a la lucha y la resistencia.