Una muy buena lectura en clave melodramática (pero también, aunque en un sentido algo retorcido, satírica) de Madame Bovary por el maestro mexicano Arturo Ripstein (NB: ¿recuerda que supo estar de moda Ripstein y, de pronto, nadie lo volvió a estrenar?). Esta trasposición a un universo más próximo en el tiempo y el espacio de la genial novela cumple con lo que debe ser una buena adaptación: concretar una lectura posible de lo esencial del texto a través de la imagen. Ripstein cumple con creces.