Tres mujeres en el suburbio de las mafias
El filme se sitúa en la década de 1970, cuando los maridos de tres mujeres son encarcelados por sus actividades criminales en la mafia irlandesa. Ellas deberán recuperar el trabajo de sus maridos en un barrio conocido por su violencia y negocios oscuros.
Los comics son los que mantienen de gran forma a Hollywood, por ser las películas más taquilleras del año, con números que crecen cada temporada. Y no hablamos de calidad, sino que el género siempre tiene un buen rédito en las salas. En casi la totalidad de los filmes, vemos a superhéroes salvar el mundo, y aunque la tendencia va cambiando de a poco con heroínas como “Capitana Marvel”, “Mujer Maravilla”, y algunas de las que conforman “Avengers” y X-Men”, el porcentaje masculino siempre ha sido mucho mayor históricamente.
Pero el mundo del comic, que podríamos considerar un nuevo tipo de arte en el que conviven la literatura y la ilustración, siempre ha dado historias por fuera de esos universos llenos de seres ultrapoderosos. Basada en la historieta “The Kitchen”, llega a las salas “Las reinas del crimen”.
El filme se sitúa en la década de 1970, cuando los maridos de tres mujeres son encarcelados por sus actividades criminales en la mafia irlandesa, y ellas deben salir a ganarse el pan para alimentar a sus familias. Kathy (Melissa Mc- Carthy), Ruby (Tiffany Haddiss) y Claire (Elisabeth Moss) deberán recuperar el trabajo de sus maridos en Hell’s Kitchen, infame barrio conocido por su violencia y negocios oscuros.
Por el solo hecho de ser mujeres, al trío no le prestan mucha atención, pero cuando comiencen a sacar buen rédito de su “empresa recuperada”, un encuentro inesperado con otros capos mafiosos será inevitable. El filme podría rondar sólo lo policial, o lo dramático, o en otro extremo sólo exagerar en lo cómico, pero curiosa y acertadamente entremezcla los tres géneros, haciendo avanzar la historia con alguna de esas cualidades en todo momento.
Además de las grandes actuaciones de Mc- Carthy, Haddis y Moss, vale remarcar que la historia se sirve de estereotipos para encuadrar la narración: Las mujeres como “sexo débil” en los ‘70, y Hell’s Kitchen como conocido suburbio de mafias y crímenes, entre otros factores, pero tampoco se aprovecha de esos códigos ya conocidos para manipular lo que quiere contar.