Socias para el hampa
DC Comics no sólo vive de relatos de superhéroes, la adaptación del clásico The Kitchen editado en 2015 por el sello Vertigo (filial de comics para adultos de DC), Las reinas del crimen (The Kitchen, 2019), aprovecha su espíritu feminista para generar una historia anclada en el género policial que nunca pierde ritmo y posiciona a sus protagonistas como las nuevas reinas del policial.
Cuando Kathy, Ruby y Claire (Melissa McCarthy, Tiffany Haddish y Elisabeth Moss, respectivamente) ven su economía perjudicada tras el encarcelamiento de sus maridos, los líderes de una banda de irlandeses, que controlaban la Ciudad de Brooklyn y en particular ese lugar llamado “la cocina del infierno” (al que alude el título original), encuentran una oportunidad para reflotar el negocio y hacerse respetar ante los hombres que dominaban la situación.
La dirección y guion de Andrea Berloff explora ese submundo de armas, robos, pagos por protección y violencia, prefiriéndose detener en la descripción minuciosa de las protagonistas y sus situaciones personales, para enmarcar así, en el gran relato, el posicionamiento femenino de las protagonista como las nuevas líderes de la mafia, una posibilidad de entretenimiento que trasciende su formato.
Berloff aggiorna las películas del hampa, le pone ropa glamorosa, una banda de sonido trepidante, acorde a los años en los que transcurren los sucesos, y además reconstruye el final de los años ’70, donde la música disco, los pantalones con pata de elefante y las drogas, marcaban el ritmo de los días. Esteta, la directora juega con la cámara, dotando de aire cada una de las escenas, con travellings, paneos, tomas aéreas y la increíble habilidad para superar los límites del género con un respeto por sus personajes pocas veces visto con anterioridad.
Hace un tiempo Viudas (Widows, 2018), de Steve McQueen (Shame, Sin Reservas, 12 años de esclavitud), con Viola Davis y Michelle Rodriguez, entre otros, adaptaba la miniserie británica del mismo nombre, buscando un lugar en el nuevo paradigma cinematográfico que posiciona a la mujer como centro de la acción y la progresión dramática, sin subestimar a sus personajes, y con la seguridad de revelar en los guiones temáticas que fomentaran la participación de género pero no como un mero reemplazo.
En Viudas se privilegiaba la asunción de las mujeres como posibilidad de sustitución, pero se perdía la chance de trabajar temas asociados al universo femenino para privilegiar la posibilidad de tener un cast encabezado por mujeres. Aquí, ya en la presentación, y por contraste de situaciones entre las protagonistas con sus respectivos esposos, podemos sumergirnos en el dolor de un hogar marcado por la violencia de género, otro por el menosprecio hacia la mujer y la predeterminación de mandatos sobre sus cuerpos, y el último, en el que lo que aparentemente es una idílica relación, termina por esconder miserias bajo la alfombra. Sin estereotipos, Berloff avanza en el arco dramático de los personajes brindándoles pasión a esos cuerpos expectantes de la liberación de los maridos, para luego reinventarlos como sujetos de deseo, de ambición, más allá de lo que dictaban las revistas femeninas de la época y otras cuestiones implícitas.
Las reinas del crimen llega para demostrar que en el respeto por el relato, por los personajes, por el género y en la habilidad para ensamblar un cast potente y acorde a la situación, el cine vive en cada escena, y no por presentarse como entretenimiento deja de esconder en sus premisas un fuerte alegato feminista sobre la liberación de mandatos, tareas,acciones, que sólo pueden ser reconocidas por algunos como potestad de los hombres. Elisabeth Moss, Melissa McCarthy y Tiffany Haddish se sacan chispas jugando a las mafiosas y arrasando con todos y todas.