Ya desde las notas de prensa vinculadas a su rodaje se hablaba de Las Rojas como de un western protagonizado por mujeres. Y el tercer largometraje de Matías Lucchesi (Ciencias naturales, El Pampero) no defrauda. La aridez del desértico paisaje mendocino de Uspallata y Potrerillos, en cuyas locaciones se rodó el filme, le dan el marco ideal a este relato de aventuras.
El filme cuenta la historia de dos paleontólogas: por un lado, está la prestigiosa Carlota (Mercedes Morán), una científica reconocida que custodia el hallazgo más importante de su carrera: los restos fósiles de un hipogrifo, animal mítico mitad ave mitad león de cuya existencia no se tenía certeza. La otra es Constanza (Natalia Oreiro), quien llega al lugar de las investigaciones enviada por la fundación que la financia. Ella tiene el objetivo de supervisar los trabajos de Carlota y la manera en la que ella ejecuta el cuantioso presupuesto que le asignan.
En esta oportunidad Lucchesi no cuenta con Gonzalo Salaya, su socio habitual a la hora de sentarse a escribir el guion. Ese lugar le está reservado en Las Rojas a otro trabajador audiovisual con particular predilección por la aventura, Mariano Llinás. Y el resultado es más que positivo, uno de los secretos del éxito de este filme radica en su libro cinematográfico. Ya que dota a este relato de un ritmo trepidante. Desde el momento en el que Constanza baja del micro hasta el final del largometraje el filme propone intrigas pequeñas pero constantes que movilizan la acción.
Esto, sumado a las estupendas actuaciones, una cuidada fotografía a cargo de Ramiro Civita (Picado fino, El invierno) y un montaje preciso que sostiene la fluidez del filme hacen de Las Rojas una gran aventura y a su visionado una experiencia realmente placentera.