Lo de Las rojas es loable en más de un sentido. Primero, por incluir un elemento fantástico y optar por la aventura y el paisaje para narrar lo que desea: aquí, lo que comienza como competencia entre dos paleontólogas en pos de un mítico animal termina en una cruzada contra un “villano” con intenciones que van más allá de lo cientítico. Lo segundo, tratar la solidaridad entre mujeres de un modo no declamativo, a partir de un interés común que lo vuelve más universal. Tercero, aprovechar la naturaleza como reflejo de las ideas de la trama. Por cierto, no es una película perfecta: hay aún un desfase entre las costumbres actorales y el uso del cuerpo o la distancia para narrar. No es un problema de las actrices, que están realmente muy bien, sino de la infrecuencia de este tipo de relato en el cine argentino. Pero son muchos más los aciertos que las fallas. Un paso interesante para el realizador de Ciencias Naturales y El Pampero.