El cine argentino tiene una diversidad mucho mayor que la que los prejuicios quieren admitir. Entre sus muchas variables hay toda una línea que apuesta a una sensibilidad clásica fuera de toda moda o contexto. Una serie de películas que, como ocurre con Las rojas, no se enfoca en los lugares comunes de un ser nacional que no significa nada. Películas que podrían haber sido realizadas en otros países y en otras épocas. Incluso, aunque no había cine, podrían haber sido escritas en el siglo XIX.
La película empieza con una prestigiosa pero poco simpática paleontóloga llamada Carlota (Mercedes Morán) entrevistada en la televisión italiana. Ha hecho un descubrimiento espectacular pero se pelea con el entrevistador que intenta armar un show con el hallazgo de los restos fósiles. Sus excavaciones e investigaciónes le han permitido que un enorme sector junto a las montañas en el oeste argentino se hayan convertido en un santuario al que nadie puede entrar. Pero ha pasado mucho tiempo y la fundación que la financia quiere saber qué pasa, sospechan que la doctora es una estafadora. Envían para controlarla a Constanza (Natalia Oreiro), paleontóloga enviada por la fundación que financia el proyecto, debe supervisar los trabajos de Carlota. Ambas mujeres entran en conflicto al instante. Cada una ve a la otra como su enemiga. Un tercer personaje aparece en escena: Freddy (Diego Velázquez), colega y rival de Carlota, que hace años intenta meterse en el territorio para robar los hallazgos de Carlota. La película mezcla western con cine de aventuras y sutilmente abandona la lógica contemporánea de los géneros para adentrarse en un verosímil de otra época. Hay muchas claves en la película que dejan entender que estamos bajo el paradigma narrativo del cine de los treinta y los cuarenta, aquellas películas realizadas en la época de los estudios, tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña.
La escena inicial es clave para entender toda la película. Como una novela del siglo XIX, como si fuera una historia de Jules Verne, la protagonista es presentada como una científica apasionada y de mal carácter. Algo de su personalidad también recuerda al Profesor Challenger creado por Arthur Conan Doyle. Y a medida que avanza la trama se evoca el universo de Robert Louis Stevenson y Joseph Conrad. La fascinación del que llega de afuera y descubre a un personaje enigmático y peligroso, pero también brillante. Una especie de El corazón de las tinieblas con dos protagonistas femeninas.
No es común en el cine argentino actual, pero tampoco de otros países, una película con esta particular sensibilidad. Aunque para ser justos no es una rareza absoluta, ya que en los últimos años varios cineastas han mostrado tener una gran cultura. enfocada en temas y autores alejados de la coyuntura o las especulaciones para estar a la moda. Es posible que Las rojas sea la más masiva de esta clase de títulos, lo que le otorga un valor extra por atreverse a explorar este tipo de narraciones, más allá del país donde haya sido realizada.