Para toda la vida
Las Vegas es una comedia romántica clásica pero inusual para el cine argentino. Pilar Gamboa brilla como una comediante única.
Laura (Pilar Gamboa) y Pablo (Valentín Oliva) son madre e hijo, aunque no los separan tantos años. Ella lo tuvo muy joven, por eso ahora él tiene 18 y ella no llega todavía a los 40. Viajan juntos a pasar las fiestas a Villa Gesell. Ella le insistió para que la acompañe, porque no quería estar sola. Él aceptó sin demasiado entusiasmo. La relación entre ellos parece ser la típica entre una madre y su hijo adolescente.
Pero en Gesell, en uno de esos edificios típicos de la costa argentina (de esos que tienen nombre: este se llama Las Vegas, de ahí el título de la película), se encuentran con Martín (Santiago Gobernori), nada menos que el padre de Pablo. Martín y Laura se separaron hace un tiempo y hace rato que él no tiene mucho diálogo con su hijo. Para colmo, está con una novia más joven (la colombiana Valeria Santa), cosa que a Laura no le hace mucha gracia, aunque lo intente disimular.
Juan Villegas sorprende con una comedia bastante clásica que sigue al pie de la letra la fórmula de las “comedias de rematrimonio”, esas comedias románticas de los años 40 en las que una pareja se separa y de alguna manera se vuelve a enamorar, al mejor estilo La adorable revoltosa o La costilla de Adán. Acá se trata de una pareja que se conformó en la adolescencia y se consolidó por culpa de un embarazo apresurado y que, en aquel lugar de la costa en el que pasaron tantos veranos en su infancia y juventud, se redescubren.
El argumento es perfecto, y el desarrollo demuestra un estudio exhaustivo de los recursos narrativos. En pocos minutos y sin flashbacks entendemos en profundidad la relación que tuvieron Laura y Martín, sospechamos los motivos de la separación y sabemos, también, por qué tienen que volver a estar juntos. Y todo simplemente observándolos hablar, entre ellos o con otros personajes.
Las Vegas es una comedia. Romántica, sí, pero una comedia que no teme ser delirante y disparatada, también como las comedias screwball de los 40 (screwball y rematrimonio solían venir juntos). No es muy común ver esto en el cine argentino y mucho menos viniendo de un realizador independiente. La única película que podría entrar en esa categoría es Permitidos, de Ariel Winograd.
Y como en Permitidos, en Las Vegas brilla la protagonista femenina. Pilar Gamboa lleva adelante la película con un talento incomparable para el humor desbocado, y su Laura es un personaje complejo a quien dota de un neviosismo delicioso y también de una sensualidad importante. La pareja que forma con Santiago Gobernori es encantadora, un poco chambona, pero entre ellos y los diálogos y situaciones que imaginó Villegas logran transmitirnos esa idea eterna, probablemente falsa, de que existe aquello que llamamos amor para toda la vida.