Buen elenco y un par de escenas logradas
Basada en su propia novela, el director Stephen Chbosky cuenta en tono de comedia dramática la historia de un novato sin amigos en el secundario -su mejor amigo se suicidó un año atrás-, tomado bajo la protección de un chico y una chica más grandes que lo ven completamente perdido. El protagonista (Logan Lerman) no sólo es totalmente introvertido, sino también tiene en su contra momentos de blackout debidos a una enfermedad mental, mientras que sus nuevos amigos no dejan de tener problemas propios, ya que uno de ellos (excelentemente interpretado por Ezra Miller) es gay y está enamorado de un miembro del equipo de fútbol que, aunque le corresponde. no piensa salir del closet, mientras que la chica (nada menos que Emma Watson de la saga de Harry Potter) tiene un pasado de drogas, alcohol y sexo del que le cuesta salir.
Pese a estos detalles, lo cierto es que las historias que se cuentan aquí son bastante leves. Y salvo en algunos momentos culminantes la intensidad no es una de las cualidades de esta película. Por momentos es sólo una estudiantina con buenas canciones interpretadas por Morrisey o David Bowie, y en casi todo momento el director deja la cámara en una especie de piloto automático que depende absolutamente de las buenas actuaciones y de los diálogos. En este sentido, el film tiene más de una escena excesivamente verborrágica y bastante poco cinematográfica, al punto de que quien entienda inglés podrá cerrar los ojos para comprobar que no se pierde nada de lo que está sucediendo en la pantalla.
Eso no pasa en las dos escenas en la que los personajes hacen una performance de homenaje delante de la pantalla del cine donde se exhibe «The Rocky Horror Picture Show», dos de los mejores momentos de una película que se puede ver a pesar de sus ya mencionados puntos flojos.