Dirigida por Federico Santos, Lasaña de mono (2017) es una comedia desfachatada que juega a disfrazarse de inocente para sorprender con su gran manejo de la acidez.
Tito, un estudiante de veterinaria debe compartir su mono-ambiente con un total desconocido, quien le hace la vida imposible ya que no lo deja concentrarse para rendir su tesis final y volver a su ciudad de origen. Esta comedia relata la divertida convivencia entre dos personas totalmente opuestas y un misterio por resolver ¿Qué es Lasaña de Mono?
La calidad visual y sonora de la puesta en escena son evidentes desde los primeros minutos, hay un trabajo cuidado y minucioso que no decae en un solo plano.
Por supuesto no se quedan atrás las actuaciones. Primero Tito (Nico Isuani), un personaje demasiado inocente, correcto; sensible; honesto y con todas las características que lo pintan “aburrido”, y que generan el perfecto contraste con los demás personajes ultra grotescos. Principalmente con Timoteo (Darío Anís), el extremo de lo insoportable y desagradable, interpretado con una gran frescura que traspasa la pantalla y resulta la más efectiva.
En cada diálogo, lo ridículo se vuelve tierno y lo exagerado se vuelve natural. El logro en la construcción de su mundo, constituido por un mono-ambiente como única locación, nunca se agota de recursos. El juego de palabras con el tópico “mono” es constante y suma como un juego extra para el espectador en el descubrir los guiños. El humor así como es notoriamente zafado, disimula disfrazarse de inocente pero es ácido, y no cae en lugares comunes, o excesos innecesarios.
La multiplicidad de códigos en el humor termina constituyendo un código en sí mismo. Misterio, humor negro, historia de amor, amistad, desfachatez y hasta western al servicio de la comedia.