La época del año es propicia para esta comedia agridulce que muestra el periplo navideño de la protagonista bajo la dirección de Paul Feig y con guión de Emma Thompson, quien también se reserva un simpático papel en la película.
Last Christmas: Otra oportunidad para amar tiene un prólogo ambientado en la Yugoeslavia de 1999 y la acción salta a Londres en 2017. La suerte no parece acompañar a Kate -Emilia Clarke-, la hija de una familia húngara que intenta encontrar su lugar en el mundo mientras es expulsada de la casa de sus amigos por cometer "errores" involuntarios, es fan de George Michael, prueba su talento musical en audiciones y trabaja en un negocio navideño bajo las órdenes de su estricta jefa Santa -Michelle Yeoh-. Como caído del cielo, Kate conoce a Tom -Henry Golding- y su vida da un vuelco significativo.
Con este planteo, el filme acumula gags eficaces mientras despliega sus aristas integracionistas -el clan progresa en un ámbito desconocido y la hermana rompe convenciones familiares- y de amor por el prójimo -Kate colabora con un grupo de indigentes- en tiempos festivos y se reserva la cuota emocional con una vuelta de tuerca en el tramo final.
Amable, entretenida y con buenos papeles secundarios -la madre encarnada por una Emma Thompson avejentada y anacrónica, y la jefa comprensiva-, el relato deambula al compás de la playlist de George Michael e imprime su atmósfera angelical.
Hay cánticos y show navideños, pista de hielo y un jardín secreto donde se refugian los amantes en cuestión en esta propuesta que resulta amena y en la que la labor de Emilia Clarke lleva con carisma el peso del relato. No hay regalos ni sorpresas en esta comedia con aires de clásico pero enciende las luces de todos los adornos al mismo tiempo.