Voy a empezar esta reseña con una de las frases más comunes que existe: “Last Christmas es una película entrañable”.
Con todo lo bueno y con todo lo malo que eso implica.
Es decir, es una película muy tonta, muy arbitraria y llena de lugares obvios, pero aun así te emociona.
Y también vale destacar que dentro de esa fórmula repetitiva también hay lugar para innovar un poco. El film se anima a explorar ciertas cosas, a romper algunos esquemas y ser políticamente incorrecto en otros.
Asimismo, esos elementos son muy spoileables. Motivo por el cual el film es muy fácil de arruinar en cuanto a impacto/sorpresa en el tercer acto.
Tal vez el espectador pueda vislumbrar algo antes del plot twist e ir atando cabos. Luego le gustará más o menos.
A mi me gustó bastante, me pareció original. (Si bien ya habíamos visto cosas así en más de una película).
Paul Feig, quien se hizo conocido por la genial Bridemaids (2011), hace un excelente laburo para darle forma a la historia concebida por Emma Thompson.
Si, la gran actriz (quien también tiene un delicioso papel aquí) fue quien tuvo la idea para todo.
Y hablando de actrices, podemos decir muchas cosas de Emilia Clarke y su Daenerys Targaryen en Game of Thrones, pero ha demostrado más de una vez que es muy buena para la comedia.
Y esto es una comedia en la cual realmente te reís, son varias las escenas en las cuales se te escapa una carcajada. Algo no muy común hoy en día en el cine mainstream.
Last Christmas es una gran opción para ver en el cine en esta época del año. Una linda película navideña llena de clichés, pero a la vez original.