Hacer lo correcto puede ser problemático, o al menos eso parece querer decir este thriller, segunda película como director de Dean Devlin, habitual productor de las catástrofes épicas de Ronald Emmerich. Luego de la superproducción futurista "Geotormenta", Devlin se dejó llevar esta vez por un tipo de emoción más intimista, con un psicópata persiguiendo a dos ladrones de poca monta que se cruzaron en su camino.
El asunto no deja de tener su lado intrigante y original. El valet de autos de un carísimo restaurante le entrega el auto a su socio; delincuente que a través del GPS va a la casa del cliente y roba lo que mejor luzca y pueda tener a mano durante el breve lapso que les permite la cena de la víctima. Sólo que un mal día aparece un tipo de aspecto raro, con un llamativo auto deportivo italiano, que en su casa tiene algo muy tremendo que ocultar. David Tenant es uno de esos psicópatas pasados de rosca pero, a su modo, entretiene en este thriller con demasiadas incongruencias pero con ritmo y buena dosis de sustos y truculencias varias.