Latidos en la oscuridad parte de una premisa interesante: un ladrón de poca monta oficia de valet del estacionamiento de un pequeño restaurante para tener el tiempo y la excusa perfecta para robar en las casas de los comensales.
Pero un día su corazón y su moral se ponen a prueba cuando descubre a una mujer secuestrada en la lujosa mansión de un cliente -con aires de psicópata- que maneja un imponente Maserati. Hasta ahí, todo parecía prometedor. Lo que viene después es una serie de devaneos argumentales tortuosos que incluyen un malvado de caricatura, una serie de persecuciones inverosímiles, algunos (pocos) chistes que funcionan, y el consabido trauma como origen de todas las malas pasiones. David Tennant ( Doctor Who) hace lo que puede con un personaje que carece de matices y se empantana en la misma lógica efectista que termina definiendo toda la película.