El hombre que amaba a las mujeres
El menú pintaba para exquisito y suculento. Referencias a la comedia italiana y a la seducción que trasmitían aquellos divos de antaño (Gassman, Mastroianni, Amedeo Nazzari, Franco Fabrizi), un grupo de actrices de renombre con la suficiente experiencia, una cineasta heredera de la mejor tradición del género y el paisaje de un pueblo del sur del país, siempre más cinematográfico que el del centro y el norte.
Pero no, el manjar previsto resulta bastante agrio, sin excesos, demasiado controlado por el guión, sin los desbordes emocionales, sociales y simpáticos que caracterizaron a la irrepetible Commedia all’ italiana. Y eso que el plato principal invitaba al deleite con la reunión de las mujeres que conoció la megaestrella Saverio Crispi, un latin lover cosmopolita, una estrella de Cinecittá que recorrió el mundo con sus películas y con su seducción a cuestas. El homenaje por el aniversario diez de la muerte de Crispi convoca a sus parejas y a sus hijas en el pueblo natal del amante latino. El disparador argumental, así como las racontos en blanco y negro sobre Saverio yendo de acá para allá con sus actuales y futuras ex parejas, resultan alentadores en una trama que apela a la nostalgia y a la reconfiguración de un personaje al que la ficción le fue útil para disimular su atolondrada vida afectiva. Pero, Cristina Comencini (hija de Luigi Comencini, director clásico de género), luego de la sorpresa inicial cuando las ex se encuentran por primera vez, elige como desarrollo de la historia una serie de equívocos y confusiones de acotada calidad cinematográfica, que se retroalimenta más cuando aparece el personaje del crítico de cine interpretado por el actor español Luis Homar.
En esos momentos, Latin Lover se desplaza definitivamente a otros personajes, omitiendo el centro operativo del relato, aquel en donde el recordado galán seducía y abandonaba a sus mujeres con prontitud. Mujeres, entre otras, encarnadas por la italiana Virni Lisi (diva fallecida al poco tiempo de acabado el rodaje), la camaleónica Valeria Bruni Tedeschi y esa gran dama de la actuación que es la española Marisa Paredes, un trío actoral que la película también desaprovecha sin razón alguna.