Lava, de Ayar Blasco, es cine de animación argentino, con una estética propia, un buen guion y algo interesante para contar. Se estrena en Cine.Ar TV y Cine.Ar Play.
Debi es una tatuadora que está comenzando a hacer sus primeros pasos como artista independiente. Vive con su amiga Nadia con quien parece llevarse muy bien. Pero todo cambia esa noche cuando, reunidos con el novio de Nadia y un amigo, a punto de ver un capítulo de una serie muy popular, la señal es interrumpida por una imagen extraña que se va moviendo mientras varios diseños se ven en pantalla. Nadia entonces entra en una especie de trance del cual los otros tres no la pueden despertar. Y cuando la imagen se detiene y todo vuelve a la normalidad, ellos se asoman por la ventana para encontrar un caos por todos los accidentes que se produjeron durante la transmisión de las imágenes. Guiados por un libro de comics llamado Lava, Debi y los chicos se embarcan en la carrera no sólo por la supervivencia, sino por derrotar a los invasores lacrimales, una banda de alienígenas que tomaron el control de los medios de comunicación masivos en la tierra.
Aquellos espectadores que se decidan por ver este film se encontrarán con varias gratas sorpresas. Por un lado, el relato fluye con mucho ritmo y no tiene tiempos muertos, lo cual lo hace muy disfrutable para las nuevas generaciones, para las cuales la inmediatez es parte de su vida cotidiana. Además, la historia que cuenta no refiere solamente a un mundo al borde del apocalipsis, sino que invita a una reflexión sobre la relación de la sociedad con los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.
Lava escapa, con una estética propia, a la comparación obligada del cine de animación con la industria, particularmente con las películas de Disney. No busca ser perfecta, sino nutrirse de su propia estética. Tiene autoconciencia y se burla, cada tanto, con comentarios ácidos respecto a sus dibujos y eso es algo mucho más disfrutable que algunos otros intentos de equiparar un film de animación argentino con el producido en el seno de una industria cinematográfica multimillonaria, comparación que siempre sale mal.
Aunque el diseño de sonido puede no apreciarse del todo fuera del contexto de una sala de cine, se percibe el trabajo que hay detrás del mismo. Los diferentes tratamientos de los efectos sonoros, pero también de las voces, ayudan a generar el clima que el film necesita para lograr un mayor verosímil. En ese sentido, otro punto donde se destaca es en el doblaje de voces que logra, sin ser algo extraordinario, con pequeñas modificaciones a lo largo de la película, acompañar las diferentes situaciones y el cambio de código que las mismas proponen.
Lava es un producto muy interesante, que podría conformarse con reproducir lugares comunes pero que elige sabiamente un camino más intrincado al decidirse por contar una historia que no es sencilla, sino que busca generar una reflexión en el espectador, presentándose al mismo tiempo como un film con una estética propia y particular, y un código estético atrayente para las nuevas generaciones de espectadores ávidos de ver retratadas en la pantalla sus propias angustias e intereses.