En el contexto de una pequeña comunidad de Missouri, el segundo largometraje de Debra Granik (el anterior, de 2004, se titula “Down to the bone”) narra la heroica historia de Ree, una adolescente de 17 años que debe llevar adelante a su familia, compuesta por una madre enferma, casi autista, y sus dos hermanitos. Bordeando la pobreza extrema, casi sin tener qué comer y en medio de un crudo invierno, la heroína del relato debe enfrentarse a un pueblo cruel para averiguar el paradero de su padre, un narcotraficante que ha salido de la cárcel bajo fianza. Si Ree no lo halla, puede perder la precaria casa en la que vive, dado que su padre la ha puesto como garantía de sus fiadores. Poco a poco, la joven, junto a su hosco tío, consigue abrirse paso a través de las mentiras, evasivas y amenazas de sus vecinos, hasta llegar a la cruda verdad.
La consagratoria actuación de Jennifer Lawrence (nominada al Oscar como mejor actriz, junto a mejor película, guión adaptado y actor de reparto) y la puesta en escena de su directora son lo mejor de “Winter´s bone”. Se transmite la crudeza de la vida de la protagonista y conmueven las miradas tristes y actitudes dóciles de los hermanitos pequeños, incluidos en todo ese entorno de miseria. Gran presencia de Lawrence e intensa la secuencia en el bote (no por nada aparece en el afiche), sumado al muy bello plano final de los tres sentaditos en las escaleras.
Puede resultar densa y es una historia algo pequeña, pero es para celebrar que un filme de estas características (independiente, favorito en Sundance) conforme la nómina de películas oscarizables.