Entre el suspenso y la belleza
El arribo a Hollywood de prestigiosos directores extranjeros no siempre es sinónimo de buenos resultados. Este no es el caso de Park Chan-wook, el realizador coreano (conocido sobre todo por "Oldboy") que debutó en la meca del cine con "Lazos perversos", un thriller tan logrado como barroco y retorcido. La trama gira en torno a India, una adolescente reservada y desconfiada que debe enfrentar la muerte de su padre, su único cable a tierra. La chica queda ahora sola con su madre, una mujer frágil e inestable, pero todo cambia rápidamente cuando a la casa llega un tío, un seductor trotamundos que aparece de la noche a la mañana y conecta de una forma extraña con estas dos mujeres. El punto de partida no es del todo original, y sin dudas remite a "La sombra de una duda", un clásico de Alfred Hitchcock. Sin embargo, allí donde el guión no es precisamente brillante, Park Chan-wook despliega todo su talento. El director construye el perfil psicológico de los personajes sólo con su cámara, al punto que a veces las mismas palabras están demás. Así logra una película de una belleza perturbadora, violenta y sutil al mismo tiempo, que se va construyendo sobre pequeños misterios que crecen con cada encuadre, hasta llegar a un clímax que se sostiene entre el horror y el asombro. El trío de actores que conforman Mia Wasikowska, Nicole Kidman y Matthew Goode completan este cuadro casi perfecto.