El cuento del tío
Con películas como J.S.A: Zona de riesgo, Thirst y la trilogía sobre la venganza compuesta por Sympathy for Mr. Vengeance, Oldboy: cinco días para vengarse y Sympathy for Lady Vengeance, Park Chan-wook se consolidó como el director coreano de mayor proyección internacional dentro de la vertiente de cine de género. Hollywood no tardó en echarle el ojo. Y por partida doble: una remake de Oldboy que filmó Spike Lee y un proyecto para él en suelo estadounidense: Lazos perversos.
Colores saturados, dirección de arte preciosista, virtuosos encuadres y movimientos de cámara, y -ya en términos de la historia- fuertes dosis de erotismo, perversiones, baños de sangre, engaños y seducción. Bienvenidos, entonces, al universo de Park Chan-wook, aquí con un thriller psicológico que tiene al Alfred Hitchcock de La sombra de una duda como principal referente, a partir de un guión escrito por el conocido actor Wentworth Miller.
Tras la muerte en un accidente automovilístico de su padre (Dermot Mulroney), un prestigioso y multimillonario arquitecto, India Stoker (interpretada por Mia “Alicia en el País de las Maravillas” Wasikowska) ingresa a sus 18 años en una suerte de encierro del que su inestable y alcohólica madre Evie (Nicole “Botox” Kidman) no puede sacarla. Pero, de manera imprevista, llega a la mansión de Connecticut el tío Charlie (Matthew Goode), un galán que en principio aparece como bon-vivant y trotamundos. Las apariencias, dice con razón el viejo dicho, engañan. Y cómo.
Lo que sigue (tranquilos: no voy a desvelar ningún secreto) es un triángulo con manipulaciones varias y cruzadas para una película extrema, embriagadora, perturbadora, llena de escenas notables… y de las otras (sí, obvias y grasas, de esas que dan vergüenza ajena, como la de la “seducción” cuando tocan el piano a cuatro manos).
No estamos -claro está- ante una obra maestra, pero sí ante una clase sobre técnica cinematográfica a cargo de un verdadero genio en el terreno de la elaboración estética. Mi recomendación: véanla en cine o no la vean. Una copia en baja resolución y en pantalla pequeña es derrochar casi toda la posibilidad de disfrute.