Un historia atrapante que te tendrá pegado a la butaca hasta el final.
Todo comienza con un relato en off de India (Mia Wasikowska, la adolescente de Alicia en el país de las maravillas) una de las protagonistas de la historia, ya desde las primeras imágenes da cierta inquietud al espectador que no sabe bien que va a suceder pero el director se toma sus tiempos para ir introduciéndonos en los personajes.
Ofreciendo distintos elementos de suspenso: una caja de zapatos en cada cumpleaños envuelta en una cinta amarilla que se encuentra en un árbol de la gran mansión. India usa el cinturón de su padre y los zapatos de su tío, una araña de patas largas y finas sube por su pierna y más adelante la aparición de una llave misteriosa.
Luego nos enteramos que su padre Richard Stoker (Dermot Mulroney, que lo conocemos a través del flashback) ha muerto en un accidente automovilístico justo unos días antes del cumpleaños número dieciocho de India. Él día del entierro ella ve la silueta de un hombre que parece su padre, la inquieta no entiende, puede ser una alucinación.
Tiempo más tarde ayuda a la ama de llaves la Mrs. McGarrick (Phyllis Somerville), India es una adolescente solitaria, silenciosa, observadora y callada, ahora debe vivir con su madre Evelyn Stoker (Nicole Kidman) una mujer frívola, ellas no tienen una buena relación, rápidamente la cámara nos ofrece un juego de miradas entre madre e hija y esto lo proporciona gran parte del film. Los ánimos no son los mejores, India no nota a su madre dolorida por la pérdida y entra en acción un extraño personaje a quien casi nadie conocía: Charles Stoker (Matthew Goode, “Match Point”) el hermano menor del padre de India.
Existe un nuevo integrante en la familia, Charles se parece mucho a su hermano cuando era más joven dice Evelyn esta mujer bastante inestable, India mira atentamente la situación que los envuelve que se va tejiendo cada vez más siniestra y oscura, con una serie de hechos extraños: el ama de llaves desaparece misteriosamente, los visita de sorpresa la tía Gwendolyn Stoker (Jacki Weaver), esta algo quiere decir, algo quiere contar, pero su preocupación puede llevarla a peligros inesperados.
Charles se apodera de cada rincón de la mansión, y a esta altura ya sabemos que es un ser oscuro y lleno de misterios. Intentará seducir a Evelyn, a las compañeras de escuela de India y hasta su propia sobrina. Las sospechas crecen día a día en India pero se entremezclan con los sentimientos, protector y la seducción. Tanto Charles como India se complementan tienen la misma sangre y en algún punto son seres oscuros, ¿Qué ocultan estos parientes?
Esta historia se encuentra muy bien construida con un guión sólido, se explotan muy bien las escenas: lo siniestro, el misterio y otros elementos, tiene mucho de thriller psicológico y de melodrama gótico, se abordan temas como: los secretos, la soledad, la viudez, la sexualidad reprimida, el incesto, la hipocresía y los lazos familiares.
Su narración es ordenada con buenos diálogos entre siniestros, tentadores y provocativos, tiene buenos colores y movimiento de cámara, el personaje de Charles tiene un estilo muy Hitchcockiano, se manejan muy bien los tiempos porque el espectador sigue con cierto nerviosismo cada una de las escenas que son bastantes potentes, hay perversidad, sangre y una vuelta de tuerca, las actuaciones se destacan, desde todo punto de vista, actitudes, miradas y gestualidad.
Una vez más el director coreano Park Chan-wook, nos trae una historia atractiva, que hace su debut en el cine norteamericano. Muchos recordarán de este mismo cineasta la inmemorial "Old Boy de 2003", ambientada en 1988 cuando un hombre lleva una vida feliz con su mujer y su pequeña hija, es secuestrado delante de su casa y a raíz de ese hecho lamentable debe reencontrarse con su vida.