Los años ¿maravillosos?
El cine francés sigue regalándonos auténticas radiografías veraces sobre el estado actual de su sistema educativo. Títulos que no deberían pasar desapercibidos para los amantes del buen cine social como Entre los muros (2008), de Laurent Cantet, Ser o tener (2003) de Nicholas Philibert o la más dicharachera Los coristas (2004) de Christophe Barratier son solo la punta de lanza de un género en el que el país galo sobresale y de qué manera.
El director francés Rudi Rosenberg se apunta a la corriente y consigue plasmar en su primer largometraje todo aquello que ya se vislumbraba en sus dos cortos anteriores: 13 ans (2008) y Aglaée (2010). En ambas obras de iniciación se centró en el convulso mundo de la adolescencia para hablarnos de sentimientos y rechazos, bien en la figura de un chaval enamoradizo que no duda en robarle el diario a su objeto de amor y deseo o bien en la cruel peripecia de otro jovenzuelo que tendrá que pedir a una chica discapacitada si quiere ser su novia como pago de una apuesta perdida.