La idea de este novato no es original, tampoco tiene gancho decir que se trata de un grupo de adolescentes que quieren hacerse su lugar en la escuela en la que aterrizaron, en su aula, en su barrio. Qué podemos destacar entonces de este estreno que empieza con un pie izquierdo: lo primero, que habla sobre el bullying en el colegio; lo segundo, que explora la integración en un mundo competitivo y donde no se perdona la timidez, lo diferente, el extranjero, la falta de habilidades sociales y todos aquellos ítems que rompen con el paisaje cotidiano que tiene instalados a los que se creen reyes y a los que son contemplados como súbditos o condenados a la indiferencia.
Benoît llega a París con su familia compuesta por padre, madre, hermanito-que-todo-le-sale-bien y un tío un tanto atorrante. Desembarca en el colegio donde hay una bandita de púberes encargados de hacer sentir mal a todo aquél que no los siga, pasando de la humillación verbal hasta la física. Luego, están los sueltos, los que quieren hacer la suya a pesar de perder o ser marginados.
El conflicto comienza porque Benoît no sabe cómo acercarse a estos chicos populares pero bastante desagradables. Harto de desplantes y bromas pesadas, se empieza a refugiar en los que quieren acercarse a él pero también son rechazados y en esta cruzada actuará de aglutinante: allí estarán Joshua, Aglaée, Constantin y Johanna. El primero quiere ser delegado de clase y tener un coro en su estilo nerd. Con Aglaée, una jovencita con problemas neurológicos, harán una pareja especial, y sus diálogos sobre sus capacidades diferentes, tan francos, derriban todo problema de integración. Constantin parece el gordito tonto al que todos le escapan y es uno de los primeros que sienta amistad con Benoît y le abre su casa, lo ayuda con sus planes; mientras tanto, el tío, también pondrá su cuota de sabiduría para atravesar esta etapa linda que tiene sus altibajos emocionales y hormonales. Por último está Johanna, quien para Benoît, será esa amigovia inolvidable, que lo hace sufrir y al mismo tiempo querer progresar y salir de la timidez.
Los jóvenes actores se desenvuelven con soltura y como viviendo un capítulo de su vida. Acierto de Rudi Rosenberg, el director del filme. En donde no llega a acertar es que cae en lugares comunes de este tipo de películas, como afrontar el despertar sexual, los ganadores y perdedores del comedor escolar, etc.
Si vieron "Los Goonies" o "Cuenta Conmigo" no creo que ésta sea su película. Nuevamente, vuelvo a repetir que sí puede llegar a ser efectiva si se trabaja con jóvenes a partir del tema del ataque y crueldad, que es algo presente desde edades más tempranas. No todos los niños son tan inocentes como pensamos que son a tierna edad.
Puede notarse la ausencia de los mayores responsables, -padres, maestros-, tópico que se toca indirectamente aunque se infiere mediante la figura del tío, único ¿adulto? que aconseja, a su sobrino y amigos a hacer cosas que desencadenen efectos a veces deseados y a veces desastrosos en sus destinos. La trama se desarrolla en su mayor parte entre pares.
No hay mucho más que decir, salvo que tuvo buena recepción en varios festivales independientes, entre ellos, el BAFICI y que tiene una muy buena banda sonora con una versión coral de "When Love Takes Over", de David Guetta, que logra su objetivo de que uno se quede hasta el final.