Cuatro momentos únicos en escasos 88 minutos.
Presentada en el último BAFICI, “Le Quattro Volte” es un filme de antaño contado como si fuera hoy, una mezcla interesante de tradiciones, pasados y presentes que se enlazan para mostrar simplemente un poco más sobre los círculos de la vida.
De antemano, hay que aclarar que no es un filme para calificar de entretenido, más bien es un filme contemplativo, solitario y simple. En un pueblito italiano, surgen entre las cenizas de las tradiciones, costumbres y creencias, 4 momentos que llevan al director Michelangelo Frammartino a filmarlos.
Quizás de las cuatro historias, unidas como separadas por escasos fotogramas, es la del viejito pastor de cabras la más emotiva y sobresaliente. Él vive en un pueblito medieval en Calabria y a pesar de su elevada edad, confía que su enfermedad podrá curarse si se toma con agua el polvo que se junta en el piso de la iglesia.
Con mínimos diálogos, la película saca sonrisas en muchas partes donde lo mundano, cotidiano y burdo de la vida de ese pueblo se representa. Los perros jugando en la calle y haciendo travesuras con las cabras, los chicos jugando en el lugar o las mujeres fieles en una procesión que se dispersa antes los acontecimientos llevados a cabo por los animales.
Ideal para ir un domingo tranquila/o con el objetivo de dejarse llevar por una historia, donde no priman los diálogos, si no que serán las imágenes tras imágenes de paisajes hermosos y de 4 historias de vidas (la del anciano pastor, una cabra, un árbol y finalmente, una pila de carbón) que laten detrás de cada fotograma, que trasmiten sentimientos, alegrías y nostalgia por algo que ya fue y no será y de algo que nunca pensó ser y ahora es los conductores de esta narración.
La visión de este joven director que no tiene miedo en hacer de objetos y animales personajes principales, y donde lo principal es su mirada austera y simple de construir cine con solo tomar elementos de un entorno y hacerlos propios, es una muestra más que representativa que cine es todo lo que nos rodea, y que detrás de cada elemento del espacio hay vida, mucha vida para contar, retratar y llevar a la pantalla.