Luminoso diálogo entre dos sobrevivientes del nazismo
Tendrían 15 a 16 años cuando Mira Kniaziew, la que tenía "el papá más lindo de Bialystok", pasó a ser solo la número 15538, y Lea Zajac la 33502. Una junto a su madre, la otra con una tía, vivieron y sobrevivieron en Auschwitz. Ya conocían las inclemencias del régimen nazi, pero allí tuvieron el dudoso honor de conocer al doctor Mengele. Y la Marcha de la Muerte. Y al fin, la llegada del Ejército Rojo. Los rusos las miraban espantados. Luego, ellas se espantaron al saber que la gente volvía a casarse, y tener hijos. ¿Cómo puede alguien casarse y tener hijos en este mundo?
Ya cerca de los 90, Mira Kniaziew, de Stuptnik, y Lea Zajac, de Novera, grandes amigas, charlan entre ellas, nos hablan de sus hijos, nietos y bisnietos argentinos, no olvidan nada, reclaman no olvidar nada, pero también sonríen, se divierten, cantan. Viejitas vitales, bien arregladitas para la cámara, vale la pena escucharlas, y seguir sus consejos: "No den vuelta la cabeza cuando le pasa algo a otro". Cuando la cosa recién empezaba, un hombre escapó del campo de Treblinka y llegó a su pueblo desesperado por contar lo que había visto y sufrido. Nadie le creyó. Todos se quedaron ahí tranquilos.
Esa es una de las anécdotas que cuentan. Muy interesante también, el recuerdo de gente inesperadamente piadosa: la médica protectora de Auschwitz, la secretaria austríaca que cambió el número de una planilla para salvar una vida, el soldado checo-germano que al ver a una de ellas caída le puso el fusil y en vez de disparar la instó a levantarse, "Sos tan joven, la guerra ya está terminando". Y la chica desconocida que en la posguerra compartía una rodaja de pan con mermelada. Cosas que tampoco se olvidan. Autora, Poli Martínez Kaplun, discípula de Richard Copans, socia de Lifestories, pequeña empresa de lindas aspiraciones.