La tecnología nos salvará.
El surgimiento del género distópico tiene un carácter de profecía e intervención política que advierte sobre el avance de ciertos aspectos sociales que generan preocupación y alarma como la concentración de la riqueza, el aumento de la pobreza, la pérdida de derechos civiles, la supremacía de las ciencias tecnológicas por sobre las ciencias humanas y el avance de la cultura del espectáculo y el entretenimiento, por nombrar algunos.
Leal: Parte 1 (The Divergent Series: Allegiant, 2016) es la tercera parte, y hasta ahora la última, de la saga de ciencia ficción adolescente escrita por Veronica Roth. La historia sigue nuevamente a Tris y Cuatro en su búsqueda de respuestas tras el descubrimiento de que hay otros seres humanos fuera del muro que protege a la ciudad de Chicago; hoy con el sistema de facciones fracturado y la líder de Erudición devenida en dictadora fascista, Jeanine (Kate Winslet), reemplazada por su enemiga insurgente, Evelyn (Naomi Watts), madre del joven Cuatro.
En medio de la reconstrucción política de la ciudad tras el derrocamiento de Jeanine y los juicios a sus acólitos, Tris, su hermano Caleb y Cuatro -junto a Christina y Peter- emprenden un viaje más allá del muro para encontrar la humanidad que los espera ansiosa. Perseguidos por Edgar, uno de los leales a Evelyn, los jóvenes descubren un centro de investigación genética desde donde se monitorea el experimento de las facciones que generó a los divergentes. Allí David (Jeff Daniels) convence a Tris de que ella misma es la prueba de que el experimento fue exitoso, mientras Cuatro intenta volver a Chicago para impedir que las nuevas facciones lideradas por Evelyn y Johanna se enfrenten abiertamente.
Como en las dos películas anteriores de la saga, la diferencia entre las buenas actuaciones de los actores mayores (Kate Winslet, Ashley Judd, Naomi Watts y Jeff Daniels) contrasta con las malas performances de Shailene Woodley y Theo James y el pésimo guión que deja a la deriva a Miles Teller.
En esta oportunidad, Robert Schwentke (Red, 2010), el director de la segunda parte, Insurgente (Insurgent, 2015), continúa al mando del timón, esta vez bajo la adaptación de Noah Oppenheim, que ya había escrito el guión de la primera parte de otra de las sagas del género, Maze Runner: Correr o Morir (The Maze Runner, 2014), y de Adam Cooper y Bill Collage, el exitoso dúo detrás de las muy buenas Robo en las Alturas (Tower Heist, 2011) y Éxodo: Dioses y Reyes (Exodus: Gods and Kings, 2014). Tanto la dirección como el guión de Leal: Parte 1 no consiguen ni generar una historia interesante ni agregar nada a un género que no parece interesado más que en perderse en diálogos trillados, efectos especiales innecesarios, una ideología militarista inocente de juego para PC y una conveniente y aduladora apología de mercado dirigida al segmento juvenil.
La previsibilidad de todo el relato y el desaprovechamiento de la experiencia de muchos excelentes actores conducen a la película hacia un único cauce posible: su explotación efímera y su rápido olvido a la espera de un nuevo éxito pasteurizado de taquilla para los adolescentes.