Comando Paraguay
“En mi patria morir o vencer” reza la canción del final de la película, se trata de LEAL -solo hay una forma de vivir- (2018), la producción paraguaya de acción que sigue la odisea de un grupo comando paramilitar que tiene que desbaratar a un poderoso cartel del narcotráfico.
Un poderoso narco -al estilo Pablo Escobar- se maneja con total impunidad por el Paraguay. Ibáñez (Félix Medina) y Gorostiaga (Luis Aguirre) son dos comandos de la SENAD (Secretaria Nacional Antidrogas) que empiezan a reclutar, junto con un veterano ministro reincorporado a las fuerzas (Silvio Rodas), a un equipo para desbaratar al señor de los cielos de las drogas. Para hacerlo es fundamental el aporte de Betty (Andrea Quattrocchi), la única mujer en ese universo masculino.
Un cine pocas veces visto en la cinematografía paraguaya que despliega una gran factura técnica, que sus directores, Rodrigo Salomón y Pietro Scappini, manejan con destreza al desembarcar en un formato ajeno con su lógica patriota, la camaradería entre pares y la subordinación del mundo militar. La película cumple con las reglas y presenta personajes esquemáticos, con buenos -buenísimos- y malos –despiadados- como el género indica, con puntos en común con la brasilera Tropa de Élite (2007) o la serie mexicana Narcos.
Como 7 cajas (2012) LEAL -solo hay una forma de vivir- también toma el ritmo y la estructura de un tipo de relato extranjero para adaptarlo a la cultura local, con fortalezas –su gracia, su relación con el subdesarrollo- pero también con debilidades –se dilata la narración, se abusa de los chistes- como si importase más retratar la idiosincrasia guaraní que contar la historia.
Lo que habría que preguntarse es porqué este tipo de alabanza sobre las fuerzas paramilitares son representadas como una necesidad para la sociedad.