La película de Pietro Scappini y Rodrigo Salomón toma los clichés de las películas hollywoodenses sobre grupos militares que persiguen narcos y los traslada al contexto de la frontera entre Paraguay y Brasil. En ese afán por imitar al cine mainstream se pierde la oportunidad de contar una historia propia y particular. El uso del humor hace pensar en una posible intención paródica descartada por la insistencia en situaciones dramáticas. Las elecciones estéticas también están signadas por el lugar común y las actuaciones recuerdan a ciertos productos televisivos. Entre lo mejor del film está la voluntad de reivindicar a los personajes femeninos en un ámbito machista.