Narcos made in Paraguay
Argentina y Paraguay se unieron en esta co producción inspirada en un hecho real que involucró a la Secretaría Anti Droga paraguaya en su lucha contra el narcotráfico, en un operativo que amalgamó trabajo de inteligencia, logística, reclutamiento de soldados de elite y el apoyo político para llevar a cabo semejante operativo. El resultado de la unión de fuerzas productivas con un fuerte respaldo del INCAA se llama Leal.
Con guión del argentino Andrés Gelós y la dirección compartida entre los paraguayos Pietro Scappini y Rodrigo Salomón, a esta película se la debe medir con una vara justa teniendo en cuenta por ejemplo las significativas diferencias de calidad cinematográfica -y artística- con la brasilera Tropa de Elite, sin evitar caer en la comparación con todo narcothriller que se precie y que ahora vuelve con mayor intensidad desde la plataforma streaming Netflix con el estreno de Narcos México.
Así las cosas, podríamos decir que Leal es un producto a medio pelo, que no pasa verguenza pero tampoco seduce en cuanto a la acción desplegada en pantalla. Básicamente por malas decisiones a la hora de dirigir y de construir personajes de un bando y del otro, de los buenos que no se corrompen a los malos que buscan dominar territorio y ganar voluntades gracias a la corrupción imperante, porque a pesar de buscar cierta complicidad en el idioma y en una historia de narcos con rasgos de idiosincrasia sudaca resulta muy poco atractivo el resultado final.
Más allá de estos desniveles, incluso a nivel elenco que cuenta llamativamente con la participación de la respetadísima Andrea Frigerio, incómoda con el rol de mujer que le tocó en cuestión, junto a la paraguaya Andrea Quattrocchi en un rol un tanto más importante pero no por ello menos chato, Leal abre un interrogante respecto a las políticas del INCAA y su manera de entender una ecuación sumamente peligrosa: Restar calidad por rentabilidad; apostar a la masividad con pérdida absoluta de identidad en tiempos muy difíciles y con escaso margen para cometer errores.
De eso depende el futuro del cine argentino y no es cuestión solamente de dinero.