Arnaldo André debuta como director de cine con una película autorreferencial: la acción se sitúa en su pueblo natal y está filmada con estética de telenovela. “Lectura según Justino” transcurre en 1955, en San Bernardino (Paraguay). Allí vive Justino, un adolescente humilde que empieza a estudiar en un prestigioso colegio alemán, donde toda su atención se centra en una profesora. El filme está lleno de referencias a la historia paraguaya, desde el golpe de Stroessner hasta las peleas entre liberales y colorados. Tampoco falta el personaje argentino (un peluquero peronista) ni el comisario torpe. Pero todo se reduce al anecdotario pueblerino sin mayores matices, y la intención de crear suspenso a través del personaje de Mike Amigorena (un nazi escondido en Paraguay) sólo funciona hacia el final (de telenovela) de la película.