Con sus peculiaridades teológicas, Legión de ángeles entra dentro de un grupo de títulos apocalípticos que últimamente predominan, como El libro de los secretos, Número 9, la vampírica Daybreakers, y la aún no estrenada La carretera, sin olvidarse de otras películas recientes como El fin de los tiempos y La niebla y, yendo un poco más atrás, la primer Terminator. Este formato ha ganado numerosos adeptos, pero también lo han hecho films que abordan temas bíblicos con toques fantásticos, y esta ópera prima del especialista en efectos visuales Scott Stewart combina ambos subgéneros con buenas ideas, pero arribando finalmente a un producto fallido. La trama imagina a un Dios violento y harto de la raza humana, que envía hordas poseídas que arrasan la Tierra, comandados por ángeles salvajes, armados y de obediencia debida. Pero un ángel rebelde se aparta del grupo y pretende desafiarlos, fundamentalmente protegiendo a una chica embarazada en el bar perdido de una ruta desértica, donde se recluyen los últimos humanos. El guión, repleto de asuntos que no cierran, excedido en solemnidad y en diálogos que pretenden ser profundos y no lo son, abunda en desaciertos, pero sin embargo la realización es vibrante y alcanza momentos de gran atractivo visual y expresivo. Está claro que Stewart, a través de un final sugerente, se ha propuesto instalar una saga propia con Legión de ángeles, pero deberá mejorar muchos aspectos de aquí en adelante.