Guía para destrozar 2.000 años de historia
Meterse con temas religiosos, y el apocalipsis es algo que Hollywood hace cada vez con más costumbres y menos cuidado. Pasó en su momento con la olvidable El Día Final, e incluso con una película de bajo presupuesto llamada Gabriel, que contaba la llegada del arcángel a la tierra.
En “Legión de ángeles” hay una mezcla de géneros (como si uno no bastase) para contar una historia con poca lógica, menos calidad y que podría incluso hasta ofender a cierto público más conservador. En la historia, Dios ha perdido la fe en la humanidad y envía a un ejército para “exterminar” a la raza. Michael es un soldado de ese grupo divino que se rebela y llega a la tierra para intentar salvar a los hombres. Ni más, ni menos.
Desde el punto de vista técnico, el film no convence en ningún sentido. Si bien es cierto que sus intenciones de ofrecer un mundo pre-apocalíptico (por definirlo de alguna manera) no son malas; la poca sintonía que se tiene con la historia y las obviedades del guión hace que el espectador termine desorientado y sin simpatizar con los personajes o los sucesos.
Los saltos entre el día y la noche se dan de manera espontánea, abrupta. Así entre peleas con pseudo-zombies que están “poseídos” vaya uno a saber por qué entidad (¿Dios?) los humanos sobrevivientes se defienden en un bar en pleno desierto. El sol abrazador en ese paisaje desolado se reemplaza a través del cerrar de una puerta por una madrugada fría, y por supuesto, peligrosa.
Y aquí es donde los golpes de efecto aparecen para dominar el metraje. La decisión del director Scott Stewart por usar humanos endemoniados le sirve para trasladar la cinta al terror más directo; ambientación y sonidos incluidos, confundiendo lo esencial en una película: coherencia en la historia.
El reparto, como es de preverse, tampoco alcanza niveles de calidad. Paul Bettany (¿se acuerdan del sacerdote albino en El código Da Vinci?) es el ángel que, tras revelarse presenta una personalidad más cercana a la de Schwarzenegger en Terminator que a la de un guardián del Señor. Dennis Quaid, que todavía no se recupera del fiasco que fue G.I Joe, da lugar a una de sus peores interpretaciones, y eso que conocemos el escazo talento artístico del actor.
Hacer hincapié en el punto de vista ideológico, no es para nada recomendable; pensar en un film que presenta a Dios como el ente que quiere exterminar a los humanos, es por lo menos, irrisorio.
Legión de ángeles podría haber sido un buen film. Algunas ideas y diálogos –muy pocos en realidad- muestran cierto ingenio. Pero la precipitación en convertirse en un título más grande de lo que en realidad es, provoca absolutamente lo contrario. Escenas de acción paupérrimas, incoherencia narrativa e historia poco creíble (aún tratándose de ciencia ficción) hacen que este film se enmarañe con el correr de los minutos y el interés, simplemente, se esfuma. La intención, insistimos, no es mala… pero la película se toma demasiado en serio a sí misma, lo cual la hace muy poco recomendable.