Negro. Todas las películas importantes empiezan con la pantalla negra. Y música. Terrible, atemorizante musica que hace que los padres y los ejecutivos del estudio se pongan nerviosos. Y logos. Largos y dramáticos logos. Warner Bros. ¿Por qué no Warner Brothers?. No lo sé. DC. La casa que Batman construyó. ¿Qué?. ¿Superman? Vamos, hermano. Yo soy su kriptonita. Humm, no sé que hace RatPac pero ese logo es bien macho. Investigaré. Ok, prepárense para algo... como leer. "Si quieres hacer al mundo un mejor lugar, mirate a ti mismo y haz el cambio". Oh, nooo... Ah!. Lo dije yo. Batman es muy inteligente. También tengo unos pectorales enormes y 9 abdominales. Si, tengo un músculo extra. Ahora empecemos el filme.
Hace tiempo que la Warner Brothers / DC Comics está intentando descontracturarse, sacarse toda esa costra dura y burocrática que le impide tener un masivo éxito de taquilla y critica en el cine de superhéroes y lo acerque mínimamente al podio imbatible que exhibe la Marvel / Disney hasta ahora. Primero hizo las paces con la icónica serie de Batman de 1966, permitiendo que Adam West y Burt Ward tuvieran un regreso animado (y con toda la gloria) en el universo DC (amén de zanjar diferencias con la Fox y habilitar la salida en video - luego de 50 años! - de la famosa tira); después se despachó con ese engendro a medio cocinar que es Powerless, una sitcom ubicada en el universo de los superhéroes y dispuesta a mofarse de ellos; y ahora habilitando esta versión cómica para la pantalla grande de uno de sus héroes mas venerados (aunque Lego ya venía poniendo al encapotado en varias de sus peliculas directas a video aunque, claro, estaba destinada al público infantil). Lego Batman: la Pelicula es un filme glorioso en mas de un sentido: no sólo es una comedia brillante sino que es una cinta escrita por (y para) amantes del personaje, quienes han respetado (y homenajeado) a cada versión existente del mismo (incluyendo los seriales de los años 40). Y, por si fuera poco, han tomado un tema central de Batman - su soledad, la ausencia de familia, el estoicismo de su acción heroica para camuflar el dolor que inunda su ser - y lo han tratado con una altura sorprendente. Es triste afirmar que éste es el mejor filme que DC Comics ha producido desde que Christopher Nolan clausurara la memorable trilogía de El Caballero de la Noche. Y de eso, claro, ya han pasado 5 años.
Siendo una secuela de La Gran Aventura Lego, es inevitable compararla con ella. Lego Batman no es tan pulida e innovadora (muchos de los discursos sentimentales de Batman con el Joker se hacen eternos y redundantes) pero es mas sofisticada. Hay muchos chistes pensados para adultos y para fans del personaje. Si Lego: la Pelicula es la Misión Imposible: Protocolo Fantasma de la franquicia, entonces Lego Batman es Rogue Nation: una secuela igual de excitante, que no llega a la altura del original ya que no inventa la fórmula sino que la copia, y donde uno reconoce la maestría de los responsables de esto mas allá de un par de pifias menores.
Honestamente la gracia del filme reside en verlo en versión original subtitulada. Es glorioso escuchar a Will Arnett diciendo burradas con el mismo tono de voz que Michael Keaton (hubiera sido fantástico reclutar al Batman original para parodiarse a sí mismo, ahora que está de moda). El otro que sorprende es Michael Cera, que hace de Robin ingenuo y festivo. Cada vez que dice "Patre" (en realidad es Padre en español, pero parece que sonara así) la risa es inevitable. Ralph Fiennes está increiblemente bien en el rol de Alfred, ya que mantiene el tono sin importar los idioteces que pasen en la pantalla. El resto está pasable - Rosario Dawson es bastante estoica como Barbara Gordon, Hector Elizondo pasa desapercibido como el comisionado, hay uno del elenco que se divierte imitando al Bane de Tom Hardy - y, desde luego, está Zach Galifianakis... quien llega con lo justo. Cuando habla está ok, pero su risa es olvidable. Definitivamente no es el mejor Joker que haya escuchado (¿estaba muy ocupado Mark Hamill para contratarlo?).
El filme desborda de acción pero a veces toda esa parafernalia de efectos especiales termina por aturdir, ya sean las construcciones mutantes que se despacha Batman o las explosiones - todas hechas con ladrillos Lego -. Mención aparte son los sonidos de los disparos y explosiones, que los actores hacen con su voz (es ridículo escuchar a Arnett haciendo "pium! pium! bang!" cada vez que le dispara algo desde el Batimóvil). Cuando llega la acción, el filme va a dos mil por hora y se alterna entre excitante y mareante. Donde Lego Batman se desempeña mejor es en las escenas mas tranquilas. Ahí es cuando conocemos a este Batman - una especie de Johnny Bravo disfrazado; fanfarrón y un cretino de aquellos que vive mirándose los abdominales al espejo y está confiado en sí mismo al 110% - que, en la inmensidad de la mansión Wayne, comienza a sentirse solitario (come solo, se la pasa mirando Jerry Maguire una y otra vez). Las palabras del Joker le han tocado - "tu me completas!; reconoce que soy tu mas grande enemigo!" (el filme está plagado de citas de otros filmes de Batman, sean los de Burton o Nolan) - y, sumado a la nueva comisionada que quiere evitar las andanzas nocturnas ilegales del encapotado en su ciudad, todo esto termina por deprimirlo. Son esos cinco minutos diarios en donde ve la foto en donde está con sus padres justo antes de que los asesinaran, y en donde comienza a añorar lo que pudo haber sido - esa vida normal y familiar rodeado de cariño, y dedicado a cosas mas mundanas -. Sorprendentemente los momentos en que Batman habla de su soledad son conmovedores. Sea porque se le bajan los escudos, o porque Alfred y Robin le sacan el tema, lo cierto es que el personaje transmite tristeza. No sólo el libreto trata el tema con un gran sentimiento sino que la perfomance de Arnett termina por emocionar.
Por supuesto el resto es pura locura. Sorprendentemente el filme prende mas de una vela al Batman de Adam West. El batimóvil tiene como bocina la tonada de la serie de 1966, el famoso repelente de tiburones está en la baticueva, está la foto de Batman intentando deshacerse de una bomba en un mal día, y hasta tenemos un grand finale con onomatopeyas saliendo de los golpes y patadas que Batman y Robin propinan a los malos (como diría Alfred "esa alocada época que vivió usted a mediados de los 60"). Por otro lado la banda sonora es genial y, cuando es instrumental, suena como un licuado de Danny Elfman, Neal Hefti y Batman Arkham en onda electrónica. Hay millones de "huevos de pascua" que aluden a filmes pasados de Batman, ya sea el "si vamos a ponernos locos, ¡pongámonos locos!" que gritaba Michael Keaton en 1989, hasta la colección de batimóviles que tiene el encapotado en la baticueva. Incluso el disfraz de batichica de Barbara Gordon es el mismo de Ivonne Craig de la serie de 1966.
Honestamente no sé si el filme funciona tan bien para un neófito en el tema - por ejemplo, para un público de chicos de 10 años -. Uno se rie porque conoce todo lo que se ha filmado de Batman y sabe cuales son sus temas, pero como filme infantil me imagino que el 70% de los chistes le pasaran a los pibes a kilómetros de distancia por encima de su cabeza. Por otra parte, la pelicula cae en momentos sentimentales que son demasiado serios para los niños (no abrumadores pero sí aburridos). Lego Batman no es tan equilibrada como las cintas de Pixar (que operan en todos los niveles) sino que da la sensación de ser una parodia para adultos y fans a la cual le metieron cosas mas infantiles para camuflarla. El detalle, por ejemplo, de que en la Zona Fantasma estén los Daleks (esos tachos de basura alienígena que son parte esencial de la mitología del Dr Who), Lord Voldemort de la franquicia Harry Potter, King Kong, Sauron de El Señor de los Anillos y hasta el Kraken de Furia de Titanes (se ven que recolectaron todos los monstruos y villanos que tiene la Warner bajo su techo) es mas un chiste privado para los nerds que para los niños.
Lego Batman: la Película seguramente se convertirá en un filme de culto para los adultos, y a los niños les venderemos las animaciones con ladrillos Lego. Al final de cuentas somos nosotros los que decidimos, pagamos la entrada y hacemos billonaria una franquicia supuestamente infantil. En todo caso es un brillante show nerd, plagado de delirantes referencias pop, que nos camuflaron en envase colorinche como para convencer a nuestros hijos de verla... aunque el público primario seamos nosotros, los adultos que adoramos a Batman en todas sus versiones y ahora estamos dispuestos a divertirnos con una versión cómica del mismo, tan brillante e imperdible como respetuosa e informada.