La película amena, pero lejos del original
Tras las notables La gran aventura Lego y Lego: Batman, llega esta película basada en Ninjago, los ninjas adolescentes que son el eje de series, videojuegos y, claro, juguetes de la popular factoría infantil. Pese al esfuerzo de tres directores, seis guionistas y cinco editores, el resultado esta vez está lejos de la eficacia y la capacidad de sorpresa de las dos entregas precedentes. Si bien no faltan el ingenio, la audacia, el desenfado y la belleza de la animación que distinguieron y le dieron vuelo propio a esta saga, Ninjago luce bastante más caótica y menos eficaz: el vértigo y la acumulación por momentos les ganan al humor negro y la riqueza visual.
Las tradiciones milenarias de Japón y China se combinan para crear un universo dominado por expertos en el arte de la espada y la lucha cuerpo a cuerpo, más la presencia de dragones, serpientes y un querible villano como Lord Garmadon (Justin Theroux, en plan Darth Vader). La película comienza y termina con una simpática participación de Jackie Chan (son los únicos dos momentos con actores de carne y hueso), pero ni siquiera su personaje de Mister Liu (ni su voz para el de Master Wu) alcanza a redimir del todo a la película. La posibilidad de disfrutar las voces originales (además de Theroux y Chan, se escucha a talentos como Dave Franco, Fred Armisen, Kumail Nanjiani y Michael Peña) está disponible. Ojalá algunas salas la programen aunque sea en funciones nocturnas. El público adulto fanático de la animación, agradecido.