Luego del arrollador éxito de La gran aventura Lego y LEGO Batman, llega esta nueva aventura que no está a la altura de sus antecesoras pero que comparada con otras películas modernas destinadas al público infantil está bastante bien.
Esta nueva propuesta sale de la excelente serie de televisión que se emitió a partir de 2011 y que es muy recomendable. En cierto sentido también sirve como prólogo para que el público se interese por la misma. Su historia en sí, es como un capitulo perdido o el final de temporada. Es ahí donde pierde; parecieran ser hasta tres películas distintas. La primera parte con el día a día de los protagonistas se estira en alguna batalla y en chistes repetitivos que llegan a aburrir, además de que las escenas de acción que por momentos marean. La segunda parte es la más conseguida, ya que trabaja en las relaciones entre los personajes principales, los cuales tienen grandes momentos y líneas de diálogos muy graciosas; entre ellos, el villano Garmadon (voz de Justin Theroux) que se roba cada escena y que es la verdadera estrella.
Este segmento da paso a un clímax bien resuelto que escapa de lo explosivo del principio y que además contiene varias situaciones graciosas que logran su efecto. Aun así, el exceso de personajes es también una contra, ya que por lo menos dos de ellos son intercambiables y ninguno parece tener una función más que la de acompañar al protagonista en su odisea. Y es una pena porque son mejores al protagonista (voz de Dave Franco) cuyo peso queda desdibujado ante la otra estrella de la película: Jackie Chan. El genio de artes marciales no sólo presta su voz para su personaje de maestro ninja sino que también aparece en persona en un comienzo con actores en carne y hueso que también da a entender al público que esta es una fantasía, que la película está narrada como un juego en donde se pueden aprender cosas y que es también tierra para la imaginación.
Ninjago también tiene algunas secuencias delirantes como aquella en que aparece un gato real en un mundo que le es ajeno y las típicas referencias, esta vez a películas de karate muy oscuras, que no afectan a la historia ya que son muy acotadas y bien utilizadas dentro del contexto de la historia. Y al final (y no es ningún spoiler) vuelve Jackie Chan para demostrarnos por qué es tan querido por el público, con su carisma y los famosos bloopers en donde demuestra que la comedia física, el slapstick y la tradición de Buster Keaton aún sigue vigente.
Es eso, junto a algunas escenas conseguidas y personajes que generan simpatía que logran que Ninjago sea una película para ver en cines. No estará a la altura de las anteriores pero aún sigue habiendo material y del bueno para disfrutar; a veces es mejor una película imperfecta que una perfecta.