Esta genialidad del gigantesco Jia -un cineasta multipremiado, amable con el espectador y lleno de ideas- narra la modernización de china en tres historias conectadas que tienen, como modelo, tres grandes melodramas de Douglas Sirk (Escrito en el viento, Imitación de la vida y Lo que el cielo nos da) y, a través de los mejores elementos del cine clásico cuenta no solo el presente de China sino, también, su potencial futuro. Pero más allá de la evidente crítica política y social, lo importante es cómo Jia logra hacernos comprender el retrato de un mundo sin declamar, a partir de la ironía, el drama y la pura poesía. Las simétricas primera y última secuencias, el bello romance entre un adolescente y una mujer madura, el triángulo amoroso pulverizado por la diferencia de clases, la madre que no puede conectar con su hijo (un hijo llamado “dólar”), son invenciones de gran fuerza expresiva. Jia aprendió la lección de Sirk: el melodrama es la pasión imposibilitada por la Historia. Una obra mayor.