Nueva mirada al costumbrismo
El aviso gráfico de Lengua materna asustaba de antemano, y el recuerdo de aquel realismo del cine argentino de los ’80 hacía prever lo peor desde la explícita publicidad. Pero no, por suerte el segundo film de Liliana Paolinelli toma herramientas del costumbrismo arcaico pero desde una nueva mirada, una bienvenida reinterpretación al asunto. En efecto, una madre (Claudia Lapacó) se entera de que una de sus hijas es lesbiana (Virginia Innocenti) y hasta tiene pareja estable desde hace tiempo, y la otra abortó más de una vez (Ana Katz). Se ven así un par de estupendas escenas donde la comicidad jamás cae en el discurso políticamente correcto y, mucho menos, en la observación cretina sobre la homosexualidad en una familia donde los hombres no existen. Es una película de mujeres que tomaron o toman decisiones de vida, en la que la directora las describe con honestidad y respeto, también con los detalles humorísticos del caso. Pero no estamos frente a un film en que se juzgue a los personajes: las mujeres de Lengua materna son así, frágiles y fuertes, románticas y pasionales, infantiles y adultas, con certezas e incertidumbres. Como el punto de vista que se elige, el de la madre, que no duda en investigar de manera enfática y disparatada un mundo que desconoce. Lengua materna va más allá de la promulgación del matrimonio igualitario. Se trata de una comedia de perfil bajo que, a través de sus sutiles pretensiones, dice más que un casamiento bullicioso transmitido por la televisión con los comentarios banales de cierto periodismo democrático.