Más que un documental, un homenaje
No es condición necesaria ser un adicto o conocedor del básquetbol para apreciar el muy honesto documental que José (“Toti) Glusman filmó para homenajearlo. Si conveniente advertir, y no para disuadir al potencial espectador, que “León, reflejos de una pasión” es una película triste.
León Najnudel fue una figura admirable del básquet argentino a quien se debe en gran medida el crecimiento internacional que dicho deporte ha tenido.
Glusman ha utilizado el clásico esquema de “cabezas parlantes”, en este caso bien justificado, de numerosos testigos de lo que fue la vida de Léon. Desde periodistas deportivos como Víctor Hugo Morales a Adrián Paenza, quien hacia el final lee un emotivo texto elaborado con motivo de su temprana muerte a los 56 años de leucemia, hasta numerosos jugadores. Así desfilan los testimonios de Ginobili, Scola, Nocioni y Cortijo así como los de sus amigos Luis Bonini (preparador físico), Armando Grynberg, Antonio Gornath y Horacio Seguí (entrenadores). No menos importante son las palabras de su hermano Bernardo Bebe Najnudel y uno de sus hijos mayores (Iván).
La película impacta fuertemente en el corazón pero también es de interés para los seguidores del deporte del “aro” al mostrar la brillante carrera de León al ser el entrenador que llevó a un equipo chico de España (CAI Zaragoza) a lograr La copa del Rey frente al poderoso Barcelona, obviamente estamos hablando de básquet. Y también fuerte impulsor de la creación de la Liga Nacional de Básquet en Argentina
Y para muchos no muy interesados en dicho deporte les permitirá saber de la vida de un hombre que siempre tenía un cigarrillo en la boca y como afirma uno de los entrevistados era “un poco irónico y de fuerte personalidad”. Todo dicho en tono nada peyorativo, sino más bien opuesto, mostrando que León Najnudel amaba la vida, la buena comida y era extremadamente generoso.
Gracias Toti por semejante y justificado homenaje, a quien sin duda merece ser calificado como “Señor Básquet”.